La Sublime adoración de un Corazón humilde

Hoy es 07 de octubre, y en este día se celebra la fiesta a Nuestra Señora de Rosario, una advocación de la Virgen María con la cual podemos acudir a ella con nuestras intenciones. De esta oración, el siervo de Dios, padre Rafael García Herreros dijo: “El Rosario es el hilo de oro que nos va conduciendo a través del oscuro socavón de la vida, hasta encontrar la mina de Dios”

En la reflexión de hoy, en el marco de nuestra Semana por la Evangelización, el padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín, nos invita a meditar en cada uno de los misterios de la vida de Jesús contenidos en el Santo Rosario, una oración poderosa que “nos permite contemplar la vida de Cristo con los ojos y el Corazón de María”

En el evangelio de Lucas, capítulo 1, versos del 46 al 55, encontramos una oración de alabanza y gratitud: El Magníficat. María eleva esta oración visiblemente llena del Espíritu Santo, y “reconoce las obras poderosas que Dios ha hecho en ella, inclinando su Corazón ante la magnificencia de la Gracia del Señor derramada sobre su vida” nos dice el @PadreRiveros. En esta oración podemos ver el júbilo con el que María exalta al Señor. También es notoria una frase de índole casi profético: “Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones”; y es que, desde ese mismo instante, su nombre entró en la historia y su actitud se convirtió en ejemplo para todos aquellos que quieren ser usados por Dios. Ella, estuvo atenta a las Palabras del ángel y cuando preguntó sobre cómo ocurrirían los acontecimientos, lo hizo con respeto, no con duda, porque había entendido que en ella se cumplía la profecía de Isaías.

“María, en su humildad, reconoce que el Poderoso ha hecho cosas grandes por ella” afirma el sacerdote eudista. Es tan sublime su alabanza que no escatima en loores al Señor, reconociéndolo como el Defensor de brazo fuerte de Israel, una declaración de total confianza en Dios. María escogió quedarse al lado de Jesús, su elección se convirtió en su vocación y su misión. Ella aceptó en humilde obediencia participar del Plan de Salvación de Dios para el hombre. “Desde el Minuto de Dios felicitamos a María por haberle dicho Sí al Señor, por habernos dado a Jesús” dice el padre Riveros.

Dios hace obras grandes en todos. Él es el socorro de los necesitados, la luz de los confundidos. Repite estas palabras: “El Poderosos hizo, hace y hará obras grandes por mí, porque grande es su Amor”. Alaba en este día al Señor y únete a la adoración de María, declarando a Dios como nuestro Todopoderoso.

“Padre mío, en este día quiero seguir el ejemplo sublime de María. Reconozco tu Poder y que siendo el Señor del Universo, pusiste tus ojos en mí para salvarme y hacerme tu hijo. Recibe toda mi adoración y gracias por María, porque con su ejemplo, obediencia y entrega, el Señor Jesús vino a rescatarme. Ayúdame a tener una actitud como la tuya, Virgen Santa. Amén”

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