¡Un Corazón que arde de amor por nosotros!

El padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios, nos compartió su motivación sobre la Solemnidad del Corazón de Jesús, promovida por San Juan Eudes el 20 de octubre 1672, siendo esta fecha en la cual el santo fundador de los padres Eudistas, celebró por primera vez el culto litúrgico en honor al amabilísimo Corazón de Cristo.

Para adentrarnos en estas riquezas insondables, roguemos a Dios con la siguiente oración: “Señor, danos la gracia de habitar por siempre en vuestro corazón. Llénanos de tu Presencia y enséñanos a amar y honrar tu Divino Corazón, tal como lo hizo San Juan Eudes”  que estas líneas sean de inspiración para este día, que con espíritu de oración repitas estas líneas y puedas experimentar una unión profunda de tu corazón con el Corazón Divino que te ama, te cuida, te protege y dirige tu existir.

El Corazón de Jesús desde la Espiritualidad de San Juan Eudes, nos recuerda que su amor es una hoguera  inagotable de amor por nosotros. Pidamos pues a este Divino Corazón que nos ayude a amar al Padre Dios y a quienes nos rodean con los mismos sentimientos con los que ama Jesús. Por eso el padre Javier mencionaba que: “Si cada persona en Colombia conociera el amor de Jesús, será feliz, amará a los otros y hará por siempre el bien”. La construcción de una sociedad mejor debe estar fundamentada en el Corazón de Cristo, pues lo que brota de este Corazón es sin duda, un puro amor y misericordia que transforma cada realidad.

Finalmente, “No tengas miedo, porque el Señor te ama, te cuida, te protege y dirige tu existir” y en su Corazón Amantísimo, que es abismo de Misericordia, alcanzan todas nuestras miserias. Invita en este día solemne a que el Corazón de Jesús reine en tu vida y en tus acciones, que a partir de hoy tus obras sean puros actos de amor hacia nuestro Señor y hacia nuestros hermanos. Que Cristo quien junto a María forman un solo corazón, acojan todas nuestras necesidades y peticiones que en este día le presentamos. ¡Amén!

¡Gracias, oh Jesús, por el don inefable de tu Corazón!

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