El apóstol Pablo era un hombre de vicisitudes, pero que destacó, entre otras cosas por vivirlas con gozo por amor a la obra evangelizadora. En la reflexión de hoy, en el magazín de la mañana de Hoy es tu día, el padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín, nos comparte una enseñanza que nos invita a vivir con gozo y a orar con la confianza de ser un hijo de Dios a quien el Señor atiende con sublime amor.
El @padreriveros nos ha leído el pasaje que se encuentra en la carta a los Filipenses, capítulo 4, versículos del 4 al 7; en donde Pablo aconseja a los hermanos en Filipo a vivir con gozo, a orar en todo momento y de toda manera, a ser agradecidos y a no inquietarse por las cosas de la vida. Los actores han cambiado pero el tiempo sigue siendo el mismo. Aun hoy sentimos afán por las cosas que no tenemos, nos angustiamos por una cuenta que debe ser cancelada, un compromiso que debe ser saldado o un imprevisto que suscita en nosotros incertidumbre. Pero el padre Riveros, toma la voz del apóstol y la trae a este tiempo y nos dice: “Regocijaos en el Señor, nuevamente les digo, regocíjense”
Vivir en lo sobrenatural de Dios es una experiencia que nos llena de gozo, es la alegría de encontrarnos con el Señor cada vez que le hablamos en oración; es “la experiencia de sentirnos amados y perdonados por Él, y más que nada, de sentirnos acompañados por Él” nos dice el sacerdote eudista.
Nuestro Señor se alegra por nuestro bien, Él nos quiere ver realizados, cumpliendo su Propósito en nuestras vidas. Una vez, nos hemos determinado a vivir alegres sin importar la ocasión, nuestro corazón comienza a experimentar bondad, y esa bondad se ve reflejada en el trato gentil hacia los demás, no importando si esa persona es o no de nuestro agrado. Otra ventaja de vivir gozosos en el Señor es que dejamos de vivir afanados; entendemos que cuando tenemos una necesidad, podemos ir con confianza delante de Dios, orarle con sinceridad de corazón y salir de su Presencia fortalecidos sabiendo que el Señor tiene sumo cuidado de nosotros, ¡Qué más motivo para vivir alegres!
Una vida alegre nos lleva a ser agradecidos. El Señor nos pide que seamos agradecidos en todo momento, en toda circunstancia, porque todo en Él tiene un propósito. Cuando hemos experimentado todas estas cosas en nosotros se manifiesta finalmente la Paz del Señor. “El ejercicio constante de la alegría, de la amabilidad, de la serenidad y la oración permanente desarrollan en nosotros la Paz que está por encima de cualquier explicación. Es la Paz que trae calma a la mente y seguridad al corazón” afirma el padre Javier Riveros.
Empecemos a vivir sobre estos cuatro aspectos que se nos han enseñado hoy, “todo mejora con Dios”. Recuerda: Regocíjate en el Señor siempre. Otra vez te digo, ¡alégrate en tu Señor!
“Dios mío, me alegro en Ti pues Tú eres la Roca de mi Salvación. Dame la Gracia de vivir con alegría, amabilidad, serenidad y siendo constante en la oración; quiero crecer cada día más en Ti, fórmame para que otros puedan ver tu Poder y Amor en mi vida y quieran verte tan cerca como estoy de tu Corazón. Gracias por amarme así. Amén”