Bástate mi Gracia

Como seres humanos, estamos acostumbrados a darle importancia a todas aquellas cosas que nos pueden dar posición, estatus o respeto frente a los demás. Pero para el Señor no es así. En la reflexión que el padre Javier Riveros nos comparte en el programa de la mañana de Hoy es tu día, nos muestra cómo un aspecto negativo de nuestra vida puede ser la materia prima que Dios utilice para hacer milagros.

En la segunda carta a los Corintios capítulo 12, versículos 9 y 10, el @padreriveros toma como ejemplo una circunstancia que el apóstol Pablo se encontraba viviendo y por la cual todos hemos pasado en alguna ocasión. “Te basta mi Gracia ahí, en tu debilidad”. Es innegable que hemos tenido momentos en oración en donde le pedimos al Señor por paz o para que nos quite aquello que nos hace débiles frente a los demás. Pero el Señor, quien nos mira desde su Trono y desciende de él a nuestros corazones, no dice: hijo mío, ten calma, yo usaré ese aspecto de tu carácter que consideras negativo para glorificarme, mi Poder se perfecciona en tu debilidad.

“Jesús se acercaba a los débiles y de manera especial les mostraba el Amor de Dios” dice el padre eudista. En nuestra debilidad podemos ver a Jesús. Él quiere acercarse a nosotros, ser nuestra defensa y nuestra fortaleza. Entonces, ser débil no debe ser causa de menosprecio a nosotros mismos, al contrario; debemos gozarnos en nuestra debilidad porque es en ella en donde Dios más se manifiesta y en donde su Poder se hace visible e ilimitado. “Nuestras debilidades no hay que esconderlas, porque son en ellas donde el Poder de Dios se perfecciona en nosotros”. Las debilidades se asumen, se reconocen y se les entregan al Padre, Él a cambio nos da su Gracia. Es su Gracia la que nos levanta cuando estamos enfrentando situaciones intensas y creemos que ya no podemos más; es su Gracia la que nos acompaña en momentos de soledad, la que nos da la fuerza para decir no a aquella presión de grupo que nos quiere llevar por caminos inadecuados, la que nos ayuda a resistir la tentación, la que nos ayuda a estar firmes después de los ataques del maligno.

Si vamos a presumir de algo, que sea de nuestras debilidades; porque son a través de ellas que el Poder de Cristo permanece en nosotros. Muchas cosas hemos soportado y sacrificado por amor a Cristo, pero sepamos que ninguna se quedará sin recompensa. Podemos parecer débiles ante el mundo cuando no nos defendemos, cuando soportamos en silencio situaciones que solo buscan robarnos la paz o que dejemos el nombre de Cristo en entredicho; pero es justamente ahí que Dios está obrando, nos está haciendo más fuertes, más resistentes, más sabios, más maduros espiritualmente y más santos. Diga el débil, ¡fuerte soy!

“Padre Sabio, gracias por tu Palabra, por obrar en mi vida en todo tiempo. Reconozco que soy un ser imperfecto amado por un Dios perfecto. Toma mis debilidades y haz como Tú quieras. Tú eres mi fuerza y todo lo que el mundo ve en mi es fruto de tu Gracia sobre mi vida. Soy débil para que Cristo se glorifique en mí. Te amo fortaleza mía. Amén”

El padre Javier Riveros es director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín.

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