Adquiere aquí tu escarapela virtual Compartir Navegación de entradas AnteriorLección 5: ‘¡Tengo una espina!’ (2 Cor 12, 7) ¿Puede haber una providencia divina entre las espinas?SiguienteMateo 16, 21-27: ¡Sígueme! Deja un comentarioCancelarTu dirección email no será publicada. Los campos requeridos están marcados * Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.