Compartir Navegación de entradas AnteriorMateo 5, 38-42: No devolver violencia, sino transformar al agresor.SiguienteMateo 6, 1-18: No hacer un monumento al propio ego 2 comentarios Patricia Jun 17, 2020 - 7:21 am Que lectura tan hermosa y potente Dios Padre nos ama tanto que nos quiere divinizados, gracias por que nos invitas a amar como tu, me invitas a participar de tu vida tu gracia. Responder Marlene giraldo Jun 17, 2020 - 12:30 pm Doy la gloria y el honor a Dios por iluminar lo en sus enseñanzas de su palabra. Responder Deja un comentarioCancelarTu dirección email no será publicada. Los campos requeridos están marcados * Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.
Que lectura tan hermosa y potente Dios Padre nos ama tanto que nos quiere divinizados, gracias por que nos invitas a amar como tu, me invitas a participar de tu vida tu gracia.
Doy la gloria y el honor a Dios por iluminar lo en sus enseñanzas de su palabra.