En medio de la adversidad, Dios siempre está presente

Hoy un gran milagro nos lleva a volcar la mirada a China y el actuar de Dios y su Iglesia en este País. Monseñor Zhu Baoyu, obispo de Nanyang de 98 años, es el paciente más anciano curado del coronavirus. Su recuperación es realmente sorprendente, los médicos y epidemiológicos muestran su caso como algo excepcional. Se le diagnóstico el coronavirus el pasado 3 de febrero, el 12 de febrero dio negativo y el 14 de febrero sus pulmones ya no estaban infectados. Está dura situación que vive hoy China nos lleva a alegrarnos de la Sanación de Monseñor Zhu, en medio de tanto dolor. ¡Sin duda es un milagro!, pues las posibilidades de que esto sucediera eran remotas, pero Dios hace posible lo imposible, y el Señor también llega allá donde no hay espacio para la evangelización, donde la persecución es tan grande.Los milagros suceden todos los días, solo que no todos son tan visibles como el del Obispo chino, es como un iceberg, solo podemos ver algunas realidades, que los medios nos muestran, pero la gran verdad está oculta y es más grande de lo que podemos dimensionar. Un milagro también es: 

todas las donaciones de diferentes partes del mundo y del Vaticano que se envían.

Los diferentes voluntarios que acompañan a las personas enfermas.

Las empresas que se solidarizan para refugiar enfermos o para producir los elementos que ellos necesitan durante su enfermedad.

Las comunidades, personas unidas en oración.

El voluntario que aun exponiendo su vida lleva mensajes de amor, citas bíblicas y fortaleza a aquellos que el mundo quiere mantener alejados.

La presencia de la Iglesia es vigente en medio de la crisis, de la dificultad, en medio de esa situación de enfermedad y muerte. Nuestros hermanos dedicados al servicio en China están siendo héroes del amor, héroes de la fe. Hoy nosotros desde nuestras ciudades estamos invitados a seguir siendo signos de esperanza, signos de luz y de vida, y a mostrar al mundo que Dios actúa a tiempo y destiempo, que nos llama a ser profetas y a la Evangelización creativa, especialmente en los lugares donde declarar el amor de Dios públicamente es casi un delito.El Papa Francisco nos regala está hermosa frase, para dejar en claro qué nos debe movilizar y entender dónde están esos grandes milagros:

«Nos moviliza el ejemplo de tantos sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos que se dedican a anunciar y a servir con gran fidelidad, muchas veces arriesgando sus vidas y ciertamente a costa de su comodidad. Su testimonio nos recuerda que la Iglesia no necesita tantos burócratas y funcionarios, sino misioneros apasionados, devorados por el entusiasmo de comunicar la verdadera vida. Los santos sorprenden, desinstalan, porque sus vidas nos invitan a salir de la mediocridad tranquila y anestesiante» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 19 marzo 2018, 138)

Hoy los cristianos estamos llamados a seguir siendo instrumentos de amor y buscando llevar la Buena Nueva, la caridad y el amor a todos los rincones del mundo, ¿y tú qué estás haciendo?

#EsteEsElDía de los milagros

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