Iniciar un proceso de sanación en muchos casos no es sencillo, la vida coloca situaciones, momentos y escenarios que retan las distintas capacidades de las personas. Ser personas sanas no es fácil y más cuando se vive en una sociedad que está permeada por la violencia, por los malos tratos, por las indiferencias y una serie de factores que solo crean vacíos, traumas y dolores que pueden ser vistos como algo poco importante. Sin embargo, analizando tantas realidades que se puede afrontar es claro que todos necesitan un alto en el camino para poder avanzar. Se necesita un espacio que permita evaluar el proceso y la manera en la que se vive y con base a esto poder proyectar un plan de mejora.
De la mano de Jesús todo se hace más llevadero, al querer cambiar la manera de obrar y si se desea saber cómo se está viviendo; se pueden mirar las acciones de Jesús en el Evangelio. Teniendo presente lo anterior, Él es el mejor modelo de vida; mostrando que el hombre está llamado a vivir en amor para consigo mismo y para los demás. Este amor debe brotar de un corazón que ha podido experimentar la Gracia de Dios y es aquí donde toma sentido la frase de San Agustín: “Dios que te creó sin ti, no te va a salvar sin ti”. Dar los primeros pasos no resulta sencillo, pero con la ayuda de Dios y de su Espíritu todo viene a ser nuevo, todo cambia y es transformado.
Dios suscita nuevos espacios para hacer sus obras, a veces lo hace en lo cotidiano: en casa escuchando una prédica, en el bus mientras se ora, en el hospital cuando se pasa por momentos de dificultad y así se encuentran diversos escenarios que el Señor toma para hacer su voluntad. El próximo 1 de diciembre en Bogotá y 2 de diciembre en Medellín el Dios de la vida ha destinado un espacio en su Kairós para que seas sano, “El tiempo de los milagros no ha terminado” y nunca terminará. Será un espacio para crecer, para fortalecerse y poder aclamar ese cambio que tanto se anhela.