El Espíritu Santo y María PARTE 1

En el Nuevo Testamento, descubrimos una relación muy estrecha entre el Espíritu Santo y la Virgen María. Esa relación se manifiesta de manera especial en función de la maternidad divina vivida por María.

El tema se trata en el capítulo primero del evangelio de San Lucas. Allí narra que en Nazaret de Galilea vivió una jovencita llamada María. Debía ser una joven hebrea, devota, conocedora de la Palabra de Dios y dedicada a la oración, y suplicaría y que se abrirán los cielos y que el tierral brotase al Salvador.

El evangelista dice que un ángel de Dios le rompió un día en su morada y le dijo: “Regocíjate llena de gracia, el Señor está contigo”.

Es una invitación a la alegría, que recuerda el anuncio de los profetas: “Alégrate hija de Sión; grita de júbilo, regocíjate y exulta de todo corazón hija de Jerusalén. El Rey de Israel, Yahvé está en medio de ti. No temas mal alguno” (Sof 3,14) “Alégrate soberana, hija de Sión; da gritos de júbilo, hija de Jerusalén. He aquí que viene a ti y tú Rey. Es justo y victorioso” (Zac 9,8).

Padre Diego Jaramillo, CJM (Presidente Organización Minuto de Dios)

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