El poder de la Palabra declarada

Ahora que Dios nos ha hecho sus hijos, nos pide que ejercitemos nuestra fe de manera constante y que seamos sensibles al mundo espiritual, pues es aquí donde tienen origen los milagros y los signos de Dios que después serán vistos en el mundo material.

En la motivación del día de hoy, dentro del programa radial Hoy es tu día, el padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín, nos guía en la lectura de la carta a los Romanos capítulo 4, verso 17 y nos lleva a escudriñar de una manera más profunda el pasaje en cuestión. Como se había tratado en días anteriores, Dios llama a existencia las cosas que aún no existen, esto, en relación con el nombre que le da Dios a Abraham: padre de muchos pueblos, en un momento donde Abraham junto con su esposa Sara no contaban con descendencia y su edad para concebir ya era muy avanzada.

Aquí podemos ver cómo Dios da una palabra y esta comienza a cumplirse antes de ser realidad. “Abraham no era padre de multitudes pero Dios lo hizo así. Hay muchas cosas que no éramos pero que hemos llegado a ser por el Señor” nos dice el padre eudista. La Escritura nos dice que la Palabra de Dios es viva y eficaz (Hebreos 4; 12a) y, cuando el Señor la declara, la envía para que cumpla el propósito que Él le ha asignado (Isaías 55;11).

Cuando el Señor declaró esa palabra sobre Abraham, ya había marcado su destino, pero es la fe de Abraham en Dios la que determina el cumplimiento. La realización de esta palabra delante de los hombres.

“Todo lo que somos, lo hemos llegado a ser por Dios” nos dice el @padreriveros. Cuando nos decidimos a creer en lo que Dios dice de nosotros, nuestra vida se ve poderosamente afectada; por eso es muy importante alejar de nosotros todo pensamiento de incredulidad. ¿Cuántas palabras habrá dicho el Señor para bendición nuestra desde el Cielo, que están esperando que nosotros las creamos para que sean visibles en la Tierra?

Es tiempo de creer lo que Dios ha dicho que somos. Somos sus hijos, su especial tesoro, la pupila de sus Ojos; sus pensamientos para con nosotros son de vida y paz. Dios es Dios de vivos, por eso tiene el poder de resucitar todo aquello que está marchito en nuestra vida, aun nuestra vida misma. Hoy todo se vivifica por el poder de la Palabra de Dios para que alabe al Señor todo cuanto vive. ¡Aleluya!      

“Gracias Señor por tu Palabra, porque en ella encuentro Vida. Tu Palabra me ha traído sanación y me ha liberado de la maldición del pecado. Hoy decido creer toda Palabra que has declarado sobre mi vida, mi familia y mi nación. Hoy se hace realidad todo aquello que ya existe en el mundo espiritual y el mundo lo verá para Gloria de tu Nombre. Amén”

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