Es innegable encontrar en nuestro camino personas con necesidades. Ya sea en el transporte público, sentados en la calle o incluso tocando a la puerta de nuestros hogares. El padre Javier Riveros, sacerdote eudista y director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín, nos trae una palabra de parte de Dios que nos lleva a reflexionar sobre nuestra tarea de evangelización y cómo esta va más allá de comunicar el Mensaje de Salvación.
Continuando con su lectura del libro de San Mateo, capítulo 14, verso 16, los discípulos de Jesús le piden que despida a la multitud, a lo que Cristo responde, a manera de probar su fe: Denle ustedes de comer. “El Señor nos envía a suplir las necesidades de nuestros hermanos con lo que Él ha puesto en nuestras manos. Cristo no nos pide para dejarnos con las manos vacías” nos enseña el @padreriveros. Muchas veces hemos orado por provisión y le hemos pedido al Señor que también le provea al que no tiene, pero no nos hemos puesto a pensar que, si el Señor nos ha permitido ver la necesidad de nuestro hermano es para que nosotros seamos esos canales de bendición que Dios quiere usar para cubrir esa carencia que aflige sus corazones.
Puede sorprendernos este mandato del Padre y decir, pero Señor, ¿cómo voy a darles si no tengo para mí? a lo que el Señor nos dice: “Da de lo que Yo te he dado. Yo no te pido para dejarte con las manos vacías. Confía en Mí, Yo Soy tu Sustento” Como hijos de Dios, no podemos ser indiferentes a la necesidad del otro. Tengamos en cuenta que la necesidad no es solo de alimentación, nuestra misión es suplir toda necesidad, sea afectiva, social, económica o espiritual. “La necesidad de la gente tiene todo que ver con nosotros” nos dice el padre Javier. La obra evangelizadora se hace desde todos los frentes y este es un ejemplo claro de ello.
Es verdad, en este tiempo de recogimiento económico, no tenemos lo suficiente para satisfacer a todos, pero tenemos un Dios que nos pide lo “poco” que poseemos para hacerlo abundar a manos llenas. Recordemos que no somos nosotros los que suplimos esa necesidad, es Dios a través de nosotros cuando, al depositar en sus manos lo que tenemos con alegría de corazón y fe, estamos declarándole que nuestra confianza no está en las posesiones y en las provisiones sino en el Padre que prometió darnos todas las cosas abundantemente (1ra Timoteo 6;17).
Descansa en el Señor. Si Él te pide algo es porque te va a dar ese algo aun mayor y multiplicado. Coloca en sus Manos tus dones, habilidades, tu trabajo. ¿Quieres que el Señor te de aquello que le has estado pidiendo? Bueno, da de lo que tienes al necesitado. Dios te quiere conceder aquello que anhelas pero necesita que tú tengas tus manos libres para recibirlo. Hoy hay pan para todos.
“Amado Jesús, gracias por enseñarme que es más valioso dar que recibir y que todo lo que Tú me pides es para bendición de mi vida porque dando es que yo recibo. Señor, Tú eres el Pan de Vida que sacia toda necesidad y que fortalece a todos. Nunca nos faltes Señor. Amén”