Hace 11 años el Cardenal Proto Diacono Jean-Louis Tauran anunciaba al mundo que Jorge Mario Bergoglio, hasta ese entonces Cardenal Primado de Argentina fue escogido como el sucesor No. 266 de San Pedro. Su elección se dio después de la inesperada renuncia de su predecesor el Papa Benedicto XVI en febrero del 2013.
Esta elección ha sido dada en medio de un clima en donde los favoritos estaban presentes en otros continentes, pero el Espíritu Santo inspiró al colegio cardenalicio a escoger al Romano Pontífice de un país sudamericano. Convirtiéndolo así en el primer Papa argentino y también jesuita. Las reacciones a su elección no se dejaron esperar y todo el mundo estaba atónito ante dicha elección, esto generó un ambiente cálido ya que se rompía la tradición de que los Papas fueran electos en el viejo continente.
Jorge Mario Bergoglio escogió el nombre de Francisco puesto que uno de sus hermanos cardenales le recordó al finalizar el cónclave que no se olvida de los pobres. Esto marcó no solo el inicio de su pontificado sino que fue una actitud transversal en todas sus acciones. Es un hombre de armas tomar, aunque es tranquilo para expresar sus pretensiones e ideas, no se limita a ser rígido cuando los sucesos lo han pedido.
Se destaca por romper el protocolo en muchos casos, dejando de lado las pretensiones personales, la vanagloria y los lujos y resaltando por ser un hombre sencillo y un pastor con olor a oveja. Es un Papa que está con los más necesitados, recordando que ellos son el tesoro de la Iglesia, no se ha limitado en denunciar a los que oprimen al hombre y denigran su dignidad.
Hoy a sus 11 años de Pontificado es necesario elevar una plegaria al Padre por su salud, por su vida. Pidiendo que el Espíritu Santo se derrame con poder y con gracia en todas sus acciones.
