Lectura del libro de Isaías 2, 1-5.
Isaías, hijo de Amós, tuvo esta visión acerca de Judá y de Jerusalén. Al fin de los tiempos, el cerro de la Casa de Yavé será puesto sobre los altos montes y dominará los lugares más elevados. Irán a verlo todas las naciones y subirán hacia él muchos pueblos, diciendo: «Vengan, subamos al cerro de Yavé, a la Casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y caminemos por sus sendas. Porque la enseñanza irradia de Sión, de Jerusalén sale la palabra de Yavé.» Hará de arbitro entre las naciones y a los pueblos dará lecciones. Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. Una nación no levantará la espada contra otra y no se adiestrarán para la guerra. Pueblo de Jacob, ven: ¡caminemos a la luz de Yavé!
El profeta Isaías llama al pueblo de Jacob a dejar su rumbo actual y a unirse en un camino guiado por la luz divina, el Señor. El Adviento nos llama a un movimiento activo de fe y esperanza, saliendo de nuestras tinieblas hacia la luz de Dios. Implica despertar espiritualmente, prepararnos para la llegada del Salvador y vivir el presente con un propósito claro, transformando nuestra vida y la de los demás con la luz y el amor de Cristo.
Es una invitación a superar las sombras de la injusticia, la indiferencia o el pecado para caminar activamente hacia la claridad que ofrece la fe. Caminar a la luz de Yavé significa tener un rumbo, un propósito guiado por los valores del Evangelio, no solo esperar pasivamente. La preparación consiste en «llenar nuestras lámparas» a través de la oración, la asistencia a los sacramentos, el estudio de las Escrituras y actos de dedicación y obediencia para estar listos para recibir al Señor.
San Pablo nos urge a «despertar» y «despojarnos de las obras de la oscuridad» porque la salvación está más cerca. Debemos compartir la luz de Cristo a través de actos de bondad, amor, justicia y paz, iluminando el camino de los demás y fomentando un mundo mejor. En cada paso del Adviento, debemos buscar y acoger la presencia de Jesús en cada persona, no solo en la imagen del Niño Jesús en el pesebre.
Juan Manuel Arismendi
Candidato Eudista
Profesional en Ciencias Bíblicas y Teólogo.




