En una noche marcada por la presencia viva del Espíritu Santo, se llevó a cabo un Encuentro de Sanación que quedó grabado en el corazón de todos los asistentes. Cientos de parejas de novios y matrimonios se dieron cita con una sola intención: abrir su corazón al amor sanador de Dios y renovar sus vínculos bajo su bendición.
Fue una velada profundamente conmovedora, en la que cada pareja fue conducida a un momento de oración, reflexión y encuentro sincero, no solo con su ser amado, sino con el Dios que une, restaura y fortalece. Las lágrimas, los abrazos, las miradas de reconciliación y los silencios llenos de fe fueron testigos del actuar divino en medio de nosotros.
Pero no solo los matrimonios y novios vivieron esta gracia, también estuvieron presentes familias enteras que se unieron en oración, agradeciendo por lo que Dios ha hecho en sus hogares y pidiendo por nuevas oportunidades para amarse, escucharse y sanar heridas que solo Él puede restaurar.
El encuentro fue guiado por dos grandes sacerdotes con un corazón dispuesto al servicio: el Padre Gustavo Jamut proveniente de Argentina, reconocido por su acompañamiento espiritual a parejas y su profundo ministerio de sanación, y el Padre Diego González de Colombia, cuya entrega y cercanía permitieron que cada palabra tocara lo más íntimo del alma. Juntos nos condujeron por un itinerario espiritual que nos permitió redescubrir el amor como don de Dios y vocación de vida. Ambos sacerdotes invitaron a los asistentes a renovar sus promesas, a orar uno por el otro, y a permitir que Dios ocupe el centro de sus relaciones. Recordaron que no hay amor humano que se mantenga firme sin la presencia de Aquel que es el Amor en su máxima expresión.
Esta noche fue, sin duda, una experiencia inolvidable, un espacio donde muchos corazones fueron sanados, muchos lazos restaurados y muchas heridas empezaron a cerrarse. Porque cuando Dios entra en una relación, todo cambia, todo se renueva, todo florece.
Agradecemos profundamente a todos los que hicieron parte de este momento de bendición, y te invitamos a seguir atento a nuestros próximos encuentros. ¡El Señor tiene mucho más para tu vida y tu familia!
