La novedad de Dios, es que cada día, así como sale el sol cada mañana, su luz también alumbra nuestra existencia; Cristo es la fuente de iluminación capaz de eliminar las oscuridades de nuestra vida. Por eso, la motivación del Padre Javier Riveros (director de la Emisora Minuto de Dios en Bogotá y Medellín), nos invita a dejarnos transformar por Cristo, para que nuestras obras sean de luz, permitiéndonos ser soldados que actúan movidos por la fe.
La propuesta es que seamos un batallón fuerte motivado por la oración. Es un comienzo donde Jesús es protagonista de nuestras labores. San Juan Eudes diría: “Todas las obras del cristiano son valiosas a los ojos de Dios, vale no solo por quienes las ofrezcamos, sino porque las hacemos como hijos de Dios, pero al ofrecerlas, nos hacemos tomar conciencia de ese valor. “Adorable Jesús, te adoro y te glorifico y te amo, por lo que eres en ti mismo y en todas las criaturas Te ofrezco y consagro a ti, salvador mío, y por ti, al Padre… mi alma, mi cuerpo y espíritu, mi corazón y mi vida, mis pasos y miradas, ¡Renuncio a las tentaciones y seducciones del mal!.. ¡Dame la gracia de servirte en el día de hoy y por el resto de mi vida con fidelidad y amor! ”.
Nuestra fe es la victoria para vencer el mal. Por eso, movidos por esta virtud que viene de Dios, podremos experimentar que en nuestras acciones diarias “Jesucristo es el vencedor por excelencia, y nos da la victoria a todos los que creemos y confiamos en Él”. Además, en Él encontramos abundantes bendiciones y toda clase de riquezas que fortalecen nuestra vida espiritual.
En esta etapa del Plan Espiritual “Salvemos Colombia”, cada uno de nosotros “necesitamos aprender a confiar en Dios, a dejarnos amar por Él y a clamar en oración todo aquello que nos haga falta”, y en nuestras acciones recordar que así como Jesús con sus obras nos ha reflejado la identidad amorosa de Dios Padre, así todos los cristianos, movidos por ese mismo amor, debemos mostrar a cada colombiano, un Dios lleno de compasión y misericordia. Finalmente, vivir con la certeza de que “Mi Dios nos dará todo lo que nos haga falta” ¡Amén!.