Compartir Navegación de entradas AnteriorMarcos 12, 38-44: La lección magistral de la viuda pobreSiguienteMateo 5, 13-16: Sal de la tierra y luz del mundo 1 comentario Luz Aida Martinez Jun 08, 2020 - 3:58 pm Gracias Padre Fidel, excelente manera de adentrarnos en ese mundo maravilloso del texto Bíblico, el Señor nos de la gracia de poder seguir deleitándonos con sus enseñanzas. Responder Deja un comentarioCancelarTu dirección email no será publicada. Los campos requeridos están marcados * Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.
Gracias Padre Fidel, excelente manera de adentrarnos en ese mundo maravilloso del texto Bíblico, el Señor nos de la gracia de poder seguir deleitándonos con sus enseñanzas.