Mc 4,21-25: No ocultar la luz

Lectio Palabra vivificante. Padre Fidel Oñoro cjm

Marcos 4,21-25: No ocultar la luz

“¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho?”

Es significativo ubicar el pasaje de hoy después de la parábola del sembrador en la que Jesús nos habla del fruto que debemos dar al escuchar la Palabra y ponerla en práctica. Tanto el evangelio del sembrador como el de hoy nos hablan de escuchar y de ver.

Escuchar: la Palabra. Más que escuchar se trata de saber escuchar.

Ver: Por una parte, la semilla que da fruto. El camino, las espinas etc. Por otra parte, ver la luz que se coloca en un lugar estratégico.

Veamos un poco el evangelio de hoy. Jesús comienza lanzando una pregunta aparentemente obvia: “¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho?”

La luz debe ser puesta en lo alto, donde todos la vean y donde todo quede iluminado.

Paso seguido Jesús se refiere a su mensaje que no puede quedar oculto, no tanto porque nosotros lo ocultemos sino más bien porque la fuerza de vida de la Palabra se manifiesta por sí misma. Nada de lo que Jesús haya dicho o hecho se quedará oculto.

Pero para esto no es suficiente tener oídos, aunque suene a redundancia. Es necesario tener “oídos para oír”, es decir, querer oír, porque uno muchas veces puede hacerse el que no oye.

Es necesario estar abiertos a que la Palabra haga un proceso en nosotros. Pero debe ser la Palabra.

Es por esto por lo que a continuación Jesús dice: “Atended a lo que escucháis” (24). Hay muchas cosas, muchas palabras para escuchar. De muchas partes nos llegan mensajes, propuestas, ideas.

A nosotros nos toca seleccionar aquello que más nos ayude a hacer que la vida y obra de Jesús produzca mucho fruto.

El v.24, “Con la medida con que midáis, se os medirá”, nos insiste en la necesidad de abrirnos plenamente a la acción de Dios para que Él pueda obrar plenamente.

El texto concluye con una afirmación que es consecuencia de las anteriores: “Porque al que tiene se le dará y al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará” (25).

En otras palabras, si te abres a la acción de Dios tendrás cada vez más. Si te cierras y tenías algo, ese algo se acabará, morirá.

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón:

1. Según el texto de hoy ¿De qué manera debemos recibir la Buena Nueva que Jesús nos trae?

2. ¿Tengo mis oídos abiertos para escuchar a la Palabra de Dios? ¿Cómo lo constato?

3. ¿En nuestra familia o comunidad cómo podemos ayudarnos para que la Palabra de Jesús no caiga en vano?

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