María y el Espíritu Santo

Una mujer que tuvo en su momento un papel trascendental dentro de la Historia y que aún más, hoy es modelo para millones en el mundo, nos llama a que vivamos en sencillez y en humildad ante las distintas realidades de la vida. María, hija de José y de Ana fue primeramente un regalo del Señor para sus padres, signo de bendición y de amor. También, fue la mujer por quien entró la salvación a todo el género humano.

Su sí, un ejemplo:

En su catequesis semanal el Papa Francisco ha resaltado la docilidad de María al darle el “Si” a Dios, tomando una actitud de abandono total a la providencia de Dios. También, resalta que la piedad a María es uno de los medios por el cual el Espíritu Santo lleva a buen cumplimiento la obra de la santificación en el hombre. Ella estuvo presente en todos los momentos más importantes de la Iglesia, es Madre y Maestra para todos los cristianos y nos muestra la gran cercanía que tiene con todos los hombres y mujeres en el mundo. Esto, permite que los misterios del Reino sean comprendidos de mejor manera y que Dios haga en la vida de sus Hijos todas sus maravillas:

Ayuda para la Evangelización:

Hoy más que nunca la Iglesia está de cara a una realidad supremamente importante para los cristianos: la evangelización. De la misma manera como la comunidad cristiana tras la Ascensión de Jesús expresaba el Santo Padre. María se convierte en muchos casos en el puntero que señala en quien debemos fijar la mirada y es en Jesús, todos vamos de camino al Señor, pero muchas veces este camino se hace más sencillo a Jesús por María. Nos lleva de la mano ante su Hijo, nos hace cercanos a Él para que también él se haga cercano a nosotros y poder estar en plenitud de su amor.

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