El aceite de oliva es un aceite vegetal. Se obtiene del fruto del olivo y en tiempos bíblicos el aceite de oliva era el más apreciado de todos los aceites y no podían ser mas necesario para un acto solemne: la Unción del Espíritu Santo.
La Unción del Espíritu Santo
El Nuevo Testamento se refiere constantemente a la «unción» del espíritu santo. Jesús se atribuye a sí mismo las palabras de Isaías: «El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido» (Lc. 4,18).
El aceite de oliva se usaba, entre otras cosas, principalmente como, combustible para las lámparas; medicamento; jabón de aseo personal; elemento ceremonial; e ingrediente en la elaboración de alimentos.
El aceite se usaba como combustible para las lámparas. En todas las casas, desde la morada más humilde hasta el palacio, se hacía uso del aceite para iluminar la noche:
“…Las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas…” (Mt. 25, 4).
Así como el aceite puro y virgen era usado como combustible para las lámparas, también es el combustible para nuestra vida.
¿Cuál es el símbolo de la Unción del Espíritu Santo?
El aceite de oliva se usaba como medicina. Aplicado en hinchazones, dolores superficiales o heridas:
¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor (Sant. 5, 14).
El Espíritu Santo es bálsamo el cual no solo nos consuela, sino que también trae sanidad a nuestra vida.
En la antigüedad, era la grasa del aceite de oliva la que ayudaba de esa forma en la limpieza. Al igual que hoy día al jabón simple se le agregan todo tipo de perfumes y fórmulas para la higiene.
“Se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro, con perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba a la mesa” (Mt. 26,7).
El Espíritu del Señor nos limpia de todo pecado. Tal como al asearnos y sentirnos limpios nos da gozo, y hasta cantamos, así también el sentirnos limpios de pecado nos llena de gozo espiritual.
Se le daba al aceite puro de oliva un importante uso ceremonial. Mediante su aplicación el objeto o persona quedaba consagrada (apartada) para el servicio al Señor. Tanto reyes como sacerdotes y objetos del culto eran ungidos con el aceite de la santa unción.
“Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos. Y a partir de entonces, vino sobre David el espíritu de Yahveh. Samuel se levantó y se fue a Ramá” (1Sam. 16,13).
El aceite: más que un símbolo
El aceite es símbolo del Espíritu de Dios que nos aparta del mundo, nos consagra y nos santifica.
Los antiguos vivían profundamente agradecidos por el aceite de oliva que el Señor ponía en sus mesas:
Ella dijo: «Vive Yahveh tu Dios, no tengo nada de pan cocido: sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la orza. Estoy recogiendo dos palos, entraré y lo prepararé para mí y para mi hijo, lo comeremos y moriremos.» (1 Re. 17,8-16).
Los demás usos del aceite
El aceite de oliva era usado para amasar la harina con la que se hacía el pan. Así como el aceite hace posible obtener un pan de la mejor calidad, de la misma forma el Espíritu Santo nos permite llevar el alimento espiritual sano a los que más lo necesitan. Pidamos a Jesús saber contemplar su acción salvadora entre nosotros y que, libres de prejuicios, el Espíritu Santo nos aliente para colaborar en su misión (Cf. Lc. 4,18-19).