La recompensa de vivir con la sabiduría de Dios

La vida es un continuo aprendizaje; pero, para vivir de la manera que le agrada a Dios es necesario hacerlo sabiamente, con su Sabiduría. En la reflexión de este lunes, del programa Hoy es tu día, el padre Javier Riveros nos hace una invitación a que, en este tiempo de Pentecostés que se acerca, “le pidamos al Espíritu Santo que derrame sobre nosotros de su sabiduría para vivir mejor, para vivir según Dios”.

Se hace necesario el acompañamiento del Espíritu Santo en cada paso que damos, en la manera en cómo nos relacionamos con nuestros hermanos, en cómo nos comportamos incluso cuando nadie nos está observando.

“Supliquemos con fervor la Presencia del Espíritu Santo para que seamos convertidos en valientes testigos de Jesucristo”. Así mismo, @elpadrejavi nos ha guiado en una oración a favor de nuestra nación, pidiendo al Padre Eterno sabiduría para todos los que conformamos este hermoso país y que los carismas del Espíritu Santo sean derramados sobre todos a fin de cumplir el propósito de Dios para Colombia.

“Unámonos en constante oración pidiendo la liberación de Colombia y que la Sangre de Cristo sea sobre nuestro hermoso país, purificándolo, sanándolo y salvándolo de todo espíritu de muerte y división”, manifestó en oración el sacerdote eudista.

La Sabiduría que viene de Dios trae paz y la fe en Dios por Jesucristo nos pone en paz con Dios (Romanos 5,1). “La primera paz por la que debemos trabajar, es la paz con Dios, para luego, comprometernos a trabajar por la paz con nuestros hermanos”, afirma el padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín.

Volvamos nuestro corazón hoy a Jesús, vivamos conforme a su Palabra y sus mandamientos, “pues en esto solo encontraremos paz”. El Señor quiere hoy enseñarnos su sabiduría, busquémosle anhelantemente en comunión personal para comprender mejor de Su conocimiento, (Salmo 51,6).

Gracias Señor Jesús porque es por Tu sacrificio, por Tu obediencia al Padre que hoy podemos acercarnos a Él y gozarnos en Su inmenso amor, en el regalo de la Salvación. ¡Aleluya!

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