Estamos llamados a ser ciudadanos de Dios

Las lecturas de este viernes destacan la exhortación del Señor a unas ciudades que habían sido testigos de las obras milagrosas de Jesús y lo que se esperaba de las mismas es que se convirtieran completamente, sin embargo, el padre Javier Riveros en su homilía reflexiona que estas ciudades permanecían con el corazón endurecido y cerrado a Dios, por lo que Dios se lamenta de estas ciudades, porque si las compara con otras, ciudades paganas, menciona que hace tiempo se habrían convertido con lo que las primeras ya han visto, es allí que dice el texto que para esas ciudades el juicio será más llevadero.

Cafarnaúm, que era la ciudad del Señor, pues fue donde más ampliamente desarrolló su ministerio, era motivo de orgullo por el progreso que la misma presentaba, sin embargo, sus corazones se mantenían lejos de Dios.

El Padre Javier resaltó, “hoy pensamos en nuestras ciudades, las que tienen progreso y desarrollo, pero veamos también qué pasa en nuestras ciudades, la pobreza, la violencia, la inseguridad, el desorden, el rechazo a las cosas de Dios y cuántos males vemos en nuestra sociedad, y ahí es donde tenemos que pensar en nuestras ciudades y en nuestros ciudadanos, ¿Cómo los evangelizamos? ¿Cómo pensamos en el proyecto del Reino de Dios?

El sacerdote continuó su enseñanza haciendo una invitación: “Que veamos nuestra vida desde un proyecto de Reino de Dios, de justicia, de fraternidad, de paz y de alegría (…) debemos comprometernos a orar por nuestros gobernantes para que sean personas que, desde su servicio, trabajen para el bien y proyecto de Dios”.

La Primera Lectura presentaba la confesión de los pecados, que bien vale para nosotros y las ciudades, pues nos ayuda para nuestra propia confesión de los pecados, “no obedecimos al Señor que nos había hablado por medio de los profetas” citó el padre a la Palabra, lo que lo llevó a reiterar una afirmación “Dios es nuestro salvador, el que nos ama y nos da la vida, es a Él a quien debemos volvernos si queremos tener salvación; Que trabajemos como San Agustín y el Padre Rafael García-Herreros por una ciudad de Dios, donde reine Dios, la igualdad, la justicia y el perdón.

Que este día que hacemos memoria de San Francisco de Asís, veamos un gran ejemplo de cómo ser verdaderos ciudadanos del Reino de Dios.

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