El Espíritu Santo intercede por nosotros

En la persona de Jesucristo Dios ha venido a dar libertad a todo el género humano, gracias a Él le podemos llamar Papá. Hablar con plena confianza, contarle nuestra vida, nuestros anhelos, alegrías y en general toda nuestra existencia. No podemos continuar viviendo como los esclavos, el Santo Padre es muy enfático en esto, nuestra oración personal no debe estar encaminada en perseguir esquemas o repetir incesantemente palabras. Por el contrario, debe ser sencilla y orientada en la humildad en el reconocer nuestro lugar como Hijos de Dios y que es por su amor y su bondad que podemos relacionarnos en todo momento con Él.

Una apertura decisiva:

Para lograr tener un encuentro íntimo y profundo con el Señor, se necesita algo en concreto y es el hecho de abrirse a la experiencia renovadora del Espíritu Santo. Él que ya mora en cada uno de nosotros y que está constantemente animándonos a estar cerca de su amor y su misericordia, se dona en bondad para darnos una comunión íntima con el Padre. Los hombres, en cierto punto no sabemos cómo expresarnos con Dios, hemos caído en distintos vicios que pueden desdibujar la cercanía con Él, sin embargo, el Santo Padre resalta que es en la oración donde el Espíritu auxilia plenamente, nos guía y nos defiende.

Disponer nuestro corazón:

Dios está en todo momento tocando a nuestra puerta, es nuestro deber disponer de nuestro corazón y de nuestro ser para experimentar su misericordia. Él ya sabe que necesitamos, lo que queremos y hacia dónde vamos. Pero esto no limita la cercanía y el amor que debemos tener con Él. Su bondad y su luz acoge todas nuestras realidades, pero debemos fortalecer esa intimidad con el amor más bello que puede estar en nuestras vidas.

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