Dios nos da cielos nuevos y una tierra nueva para hombres nuevos

Es una alegría encontrarnos con Jesús por medio de estas vías que Él mismo ha querido utilizar para llegar a nuestras casas y corazones. En la primera lectura del Profeta Isaías de este lunes, se nos muestra el gran regalo de ser testigos de un cielo nuevo y una tierra nueva debido a la permanente acción creadora de Dios, la cual suscita cosas nuevas, pues al llegar Jesús al corazón nuestro, nos hace nuevos y nos deja nuevos, al llegar a la familia, deja nueva tu casa.

La acción creadora de Dios trae novedad, trae gozo, engendra vida y precisamente de eso pasado y viejo que fue muerte y dolor, no quedará recuerdo, porque Jesús viene a traer alegría perpetua. Así es la acción de Dios en nuestras vidas. A esos cielos nuevos y esas tierras nuevas, les corresponden hombres nuevos. Esta palabra nos tiene que llenar de esperanza.

Estamos en un tiempo de prueba y de dificultad, pero que el Señor aprovecha para hacernos creación nueva, saldremos renovados y transformados. Imaginense la alegría que tendremos del reencuentro con todos, ahora con un corazón purificado y liberado, porque hemos experimentado la presencia de Dios en nuestras casas.

En el Evangelio de hoy encontramos a un funcionario real a cuya vida ha llegado el dolor y la enfermedad en Cafarnaúm. Este funcionario nos da un gran ejemplo de fe en Jesús, no se queda quieto y paralizado, y nos invita a ponernos en camino hacia Jesús. Este hombre oyó y se puso en camino, nosotros también necesitamos oir y ponernos en camino, pues a veces caemos en el error de que si no vemos signos y prodigios, no creemos, y no puede ser así, el gran signo es Jesús, Él es el gran signo. Lo primero que debemos hacer es creer en esta Palabra y la bendición vendrá… no podemos vivir condicionados a signos de milagro, porque si no, demostraríamos que no tenemos fe realmente.

Fe es la que tiene alguien, a pesar de lo que está viviendo es por ello que hoy te invitamos a decir “es suficiente que Jesús me haya dicho que todo estará bien”, y creer sin haber visto, como el funcionario real del Evangelio.

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