El Santo Padre Francisco nos ha hablado sobre las virtudes teologales y cómo éstas provienen de Dios y se hacen a nuestra capacidad moral. Estas son tres: la fe, la esperanza y la caridad. Con lo anterior se puede ver que éstas toman mayor relevancia en la vida espiritual del hombre, lo cual le permite ver más allá de lo cotidiano y lo normal.
La fe:
El Catecismo de la Iglesia Católica en el número 1814 nos habla de que la fe es el acto de confianza del hombre, en el cual éste se entrega en plenitud y libertad al Padre, y esta lo motiva a querer conocer y hacer la voluntad de Dios. Nos resaltó ejemplos como la fe de Abraham, la de Moisés y también la bienaventurada Virgen María. Ellos lograron abandonarse sin medida a la voluntad del Padre y no limitaron su actuar por más complicada que se colocara la prueba.
El enemigo de la fe:
El Papa resaltó algo fundamental, y es que la fe tiene un gran enemigo. Muchas veces se ha considerado a la inteligencia o a la misma razón como enemigos de la fe. Por el contrario, es el miedo el que no permite que la misma persona avance. Éste está directamente relacionado con las limitaciones del hombre, el miedo a la soledad, el miedo a no ser amado, entre todos los miedos que pueden surgir en el día a día.
Llamados a pedir una fe renovada:
Finalmente, todos los cristianos estamos llamados a pedir diariamente una fe renovada, la cual nos recuerde la importancia de amar, de entregarse más en confianza y no quedar con el título de «hombres de poca fe» ante las distintas circunstancias de la vida.