La predicación de Jesús era concreta e iba a cada persona que la necesitaba, unos se acercaban al Señor por curiosidad, otros porque necesitaban sus milagros o simplemente se toparon con Él no lo cotidiano de la vida. Una actitud propia del Señor es que en ningún momento discriminaba a los que sanaban por su procedencia, por su forma de vivir o por su sexo. La misericordia de Dios es incomparable y no tiene fin para todo aquel que desea un encuentro con el Señor.
Dios ha dado inmensos regalos al hombre y le ha permitido que este se encuentre con Él en lo cotidiano de la vida, Dios realmente está en lo sencillo y busca lo que es sencillo. Dentro de los movimientos que existen en la Iglesia la Renovación Católica Carismática se resalta por tener un tinte alegre y dinámico, en ella, el Padre se manifiesta de gran manera repartiendo sus dones y carismas a toda la comunidad para la edificación de la Iglesia.
Las personas que reciben el carisma de la sanación son escogidos para que puedan experimentar la gracia del amor de Dios en sus vidas. En la Renovación abundan estas experiencias, el Señor necesita de un corazón dispuesto para obrar. Por medio de una sencilla oración hecha en fe el padre se manifiesta de gran manera, sanas historias rotas, transforma lo que no tenía cambio y da un nuevo rumbo a muchas vidas.
En el Minuto de Dios el Señor se ha manifestado de gran manera llenando de dones y carismas a todo aquel que se acerca a su amor. Muchos laicos, sacerdotes y religiosos han sido sanados y transformados por su amor y por su misericordia. La cantidad de personas que se han acercado a recibir la sanación que Dios ha traído es incalculable, pero no deja de ser una experiencia gratificante que llena del Espíritu Santo.
El próximo 19 de abril en la ciudad de Bogotá y el 20 de abril en Medellín se tendrá una gran oportunidad de que el Señor haga su voluntad. El gran Encuentro de Sanación es el momento específico para recobrar las fuerzas y que el Señor haga su poderosa voluntad en medio de su Pueblo.
