La Sagrada Escritura nos presenta los símbolos del Espíritu Santo para entender mejor su naturaleza su acción en nuestras vidas. Para ello, veamos las diferentes maneras en que se nos presenta:
Respiración y viento.
«Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente» (Gén. 2,7).
«Pero en verdad, es un soplo en el hombre, es el espíritu de Sadday lo que hace inteligente» (Jb. 32,8).
«El soplo de Dios me hizo, me animó el aliento de Sadday» (Jb. 33,4).
«Él me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre. Dirás al espíritu: Así dice el Señor Yahveh: Ven, espíritu, de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que vivan.» (Ez. 37,9).
«El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.» (Jn. 3,8).
«Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn. 20,22).
«De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban» (Hch. 2,2).
Una reflexión para entender los símbolos del Espíritu
Para comprender qué es el soplo divino y cómo actúa, es necesario reflexionar en la realidad del “viento”, en su naturaleza, en sus características que evocan el obrar divino en los hombres y en la Iglesia.
A veces el viento es un suave movimiento del aire que refresca el cual llamamos brisa. A veces el viento toma la forma violenta de huracán. En la Biblia hay imágenes basadas en la realidad vital del aire y de la brisa, que dan a comprender la acción de Dios, Espíritu Santo. También en la Biblia, el viento impetuoso aparece como símbolo del poder de Dios.
Para pensar
Después de comprender los símbolos del Espíritu Santo y para nuestra reflexión personal y comunitaria es necesario preguntarnos:
- ¿Qué importancia tiene la presencia del Espíritu Santo en la vida del cristiano?
