PENTECOSTÉS PERMANENTE PARTE 3

Espíritu de Santidad

Dios es Santo. Dios es el único ser esencialmente santo, el único perfecto. Él supera de manera inexpresable a todas sus obras. Él es el Creador y nosotros, las criaturas. Él es Infinito, el Poderoso, el Eterno, el Santo; y nosotros, los limitados, los débiles, los efímeros, los pecadores.

Esa cualidad que Él tiene la expresa la Biblia en la espectacular visión que narra el profeta Isaías, cuando relata que vio al Dios todopoderoso, cuya gloria llena el cielo y la tierra, mientras los ángeles cantan el Trisagio. Esta palabra recuerda el himno que le atribuye por tres veces la santidad a Dios. Como si dijéramos que el Dios del universo es muy santo, que es santísimo (cf Is 6, 1 sgs). Ahora se entona durante la plegaria eucarística, para subrayar que la liturgia de la Iglesia es una evocación de la gloria celestial.

El Dios santo que adoramos, quiere comunicar su vida, su perfección, su santidad a los seres humanos, y nos dice: “Sean santos, como Yo soy santo” (Lev 19, 2; 1 Ped 1, 16). Por esfuerzo nuestros nunca lo podríamos conseguir. Para que podamos lograrlo, se requiere que sea Él mismo quién nos unja y santifique. Él es el santo y el santificador.

Padre Diego Jaramillo, CJM (presidente Organización Minuto de Dios)

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