¿De qué espíritu somos?

Cuando conversamos con alguien que tiene puntos de vista distintos a los nuestros o una fe distinta, corremos el riesgo de caer en una defensa apasionada de nuestras ideas a tal punto que la conversación se vuelve tensa, llegando incluso a pasar límites personales ocasionando quedar con aquella persona en malos términos. En la reflexión de hoy, dentro de nuestra Semana por la Evangelización, el padre Javier Riveros, nos comparte una enseñanza a partir del evangelio del día, con la que nos lleva a examinarnos y determinar cuál es el espíritu que está en nosotros.

En el Evangelio según San Lucas, en el capítulo 9, versos del 51 al 56, encontramos un relato en que que, dos discípulos de Jesús son reprendidos por Él, pues quisieron actuar guiados por un espíritu que no era el de los hijos de Dios.

En el pasaje, Santiago y Juan le piden a Jesús hacer descender fuego del Cielo, como en tiempos de Elías, para que consumiera a los samaritanos que no acogieron al Señor. “Cristo vino a rescatar a todos, no a castigar a nadie. En nosotros debe estar el Espíritu de misericordia el cual nos lleva a vivir en la paz del Señor” nos dice el padre Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín. Jesucristo vino a cumplir el Plan de Salvación que el Padre había trazado para el Hombre desde el comienzo del tiempo. Es por eso, que la actitud de los dos discípulos hace enojar a Jesús. Ahora, nosotros como seguidores de Cristo, no podemos permitir que sentimientos de odio, retaliaciones, venganzas y divisiones habiten en nuestros corazones porque si estas cosas se manifiestan en nosotros, es prueba de que en nosotros no está el Espíritu de Dios.

“Somos del Amor, de la Misericordia, somos de los que perdonamos ofensas porque Jesús nos enseñó” nos recuerda con vehemencia el @PadreRiveros. La actitud de los pobladores de esta aldea ofendió a Jesús, pero su Amor por ellos era más grande como para tomar en cuenta este agravio. Hoy Jesús nos pide que hagamos lo mismo, nos pide que “no tomemos las ofensas que nos hagan, que no les demos lugar en nuestro corazón” antes bien, en nuestro corazón habita el Espíritu Santo y por Él es que nosotros somos del perdón, de la misericordia.

La Palabra del Señor no es para discutir con nadie. “El hecho de que estemos en las cosas de Dios, no nos autoriza para pretender acabar con otros o castigar a otros” al contrario, debemos dejar que el Espíritu nos guie a hablar la Palabra, y a hablarla con sabor y amor a fin de que sea para crecimiento de las personas que la escuchan. Nuestra labor como hijos de Dios y seguidores de Cristo es llevar la Luz y la Paz del Señor a nuestras sociedades, recordemos que “estamos aquí para ser instrumentos de reconciliación entre los hermanos. Esto es Evangelizar”.

Somos del Espíritu del Santo Dios, que nuestras acciones sean reflejo y testimonio de su Presencia Viva.

“Señor, bautízame con tu Santo Espíritu para hacer la tarea que como hijo tuyo me has encomendado. Pongo a tu disposición los recursos fruto del trabajo que me has dado, para bendición y expansión de la obra evangelizadora. Úsame para bendecir los medios de comunicación y a tus siervos que llevan tu Mensaje a tiempo completo. Gracias Santo Espíritu por habitar en mí y llevarme a hacer toda buena obra. En el Nombre de Jesús. Amén”.

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