Desde el primer momento en que reconocemos a Jesús como el Hijo de Dios y creemos en Él, nos hacemos Sus hijos; somos acogidos en la gran familia de Dios, y “cuando vivimos nuestra fe en Jesucristo, nos hacemos hermanos unos de otros; esta relación está basada en el amor, amor a Dios y al prójimo”. Con esta verdad gloriosa, el padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín nos introduce en el pasaje bíblico de Primera de Juan capítulo 05 versículos del 01 al 05, en el programa Hoy es tu día del lunes 26 de abril.
Nuestra condición de hijos de Dios nos lleva a obedecerle, “amar a Dios consiste en obedecer sus mandamientos; amar a Dios y al prójimo es el mandamiento por excelencia”, afirma el @elpadrejavi. Dios estableció los mandamientos para salvaguardar la vida del hombre; en ningún momento Dios pensó en usarlos para coartar su libertad, al contrario, los mandamientos están para evitar que el hombre se pierda y que, al hacerlos real en su vida obtenga la victoria sobre las pruebas que el mundo le presenta.
El padre Javier nos pregunta hoy: ¿En dónde radica la victoria del creyente? Y nos da la respuesta a la luz del versículo 04: la victoria de los hijos de Dios sobre este mundo está en nuestra fe, en una fe alineada con los preceptos y pensamientos de Dios, “el que vive de acuerdo con los mandamientos de Dios vence el mal”, afirma el sacerdote eudista.
Dios se presenta a nosotros como Rey Vencedor, Él ya venció esa crisis por la que estás pasando, Él ha vencido sobre toda enfermedad, incluida esta pandemia, “de la fe en Jesucristo viene toda la fuerza para vencer todo mal, todo pecado”, dice el padre Riveros.
La fe en Jesucristo nos da salvación, sanidad, libertad, victoria sobre toda circunstancia. “El tiempo que estamos viviendo es una gran oportunidad para volver a la fe, de renovar, fortalecer y permanecer firmes en la fe”. Pidamos a Dios en oración que nos ayude a caminar en la vida por la fe y en la fe en Él, teniendo la plena seguridad que saldremos adelante por Su victoria.
Señor, danos Tu Espíritu para vencer sobre toda circunstancia. ¡Contigo ya hemos vencido!