El Señor nuestro Dios, es un Padre bondadoso y amoroso, quien nunca mira las cosas malas de nosotros sus hijos, Él sólo se preocupa porque lo sigamos, cumplamos sus mandamientos y amemos a nuestro prójimo. Si bien es cierto que nos podemos equivocar, el Señor es el único que sabe que es lo que hay en nuestros corazones y sólo Él puede juzgarnos.
La vida de los cantantes es siempre criticada y juzgada por terceros que no conocen nunca a dichas personas y sólo buscan incomodar, y pensando en esas vidas llenas de polémica, este día recordamos con cariño a uno de los artistas más versátiles que ha tenido la historia del país, pero quien en vida fue un hombre muy devoto y creyente, que siempre fue cercano al prójimo y honró a padre y madre, como Dios manda.
Un día como hoy, hace 63 años nació el cantautor colombiano Diomedes Díaz, quien a través de sus canciones dejó plasmadas enseñanzas y palabras sabias, entre las cuales habla muchas veces del Señor y de la Virgen del Carmen, de la cual era muy devoto, y a quien siempre llevaba consigo a todo lugar que iba, como lo confirmó su madre “mama Vila”, mujer que que le inculcó la devoción por la madre de Dios, “Cuando nací que mamá me bendijo me entregó a ti, contigo he crecido, por eso te pido cuídame a mi madre que ella también ha sufrido conmigo las angustias de todos mis pesares” – (a mitad del camino).
Sus letras de amor y de la vida, han marcado generaciones de colombianos que crecieron junto a su vida musical, el amor fue siempre su musa de inspiración, “Dios bendiga la hora de ese día que pude conocerte… quisiera llorar de la emoción, tú serás para mí la bendición, hasta el día de mi muerte» (mujer bonita). Diomedes, quien es recordado hoy día en su natal Carrizal y en todo Colombia, es recordado por su cercanía con la gente, con el prójimo a quienes siempre buscaba ayudar de una u otra manera, pues era un hombre que conocía la pobreza de primera mano, “soy hijo de gente pobre honrada y trabajadores, y así luchando la vida me levantaron mis padres” (mi biografía).
Como toda persona tuvo altos y bajos, entre esos, una penosa enfermedad, el Guillain Barren, que lo afectó a tal punto de no poder moverse, “Una cama en cuatro paredes y un dolor profundo en el cuerpo, una silla donde me mueven me acompaña en el momento, soy un cuerpo sin movimiento producto de una enfermedad… a veces me pongo a llorar, pero nada gano con eso; leo la Biblia y por eso pienso que me voy a recuperar” (volver a vivir). Fue allí cuando más aferrado a la Virgen del Carmen estuvo, y ella nunca lo abandonó pues después de un largo año de terapias y tratamientos, logró salir adelante con la ayuda de su amada Virgen del Carmen. “Me fue posible cantar después de tanto dolor con un poco de emoción que hace tiempo no sentía, ¡ay! te doy las gracias Señor por darme sabiduría, no quedé solo ni un día y eso fue lo mejor” (experiencias vividas). Diomedes aprovechaba cada oportunidad, en vivo y en discos para agradecerle a Dios y la Virgen por las bendiciones de su vida.
Un hecho que marcó su vida fue la muerte de su gran amigo Juancho Rois, quien murió trágicamente en un accidente aéreo; su relación con Juancho era muy cercana, tanto así que Diomedes conservaba una figura de La Virgen del Carmen, que el acordeonista le regaló, en su natal Carrizal, y fue tanta su tristeza que le compuso una canción, excusándose por no ir a su entierro, pues no se sentía capaz de ver a su amigo del alma muerto, “oiga compadre no fui a su entierro porque no quise verlo enterrar, porque así yo me hago la idea de que usted está viajando lejos; que está con Dios allá en el Cielo sentado con el padre a su diestra. En cambio, aquí en el cementerio compadre, me mata la tristeza” (un canto celestial).
Diomedes Diaz murió el 23 de diciembre de 2013, en su casa en Valledupar, dejó como herencia miles de canciones y una discografía incomparable, fue el primer cantante colombiano en ganar un Disco de Diamante, el cual es la máxima distinción para un cantante por ventas de discos, y el cual sólo han podido ganar artistas de la talla de Michael Jackson, Elvis Presley y el Cacique de la junta, “esta vida que yo tengo es muy bonita, es muy bonita pa’ que no se me acabara fuera bendita, fuera bendita pa’ poder vivir cerquita de las cosas que más quiero que no me pusiera viejo pa’ estar siempre jovencito cantando, cantando, cantando versos bonitos” (cantando).
Es importante ver cómo la Fe y el amor ha Dios nos dan fortaleza en los momentos más difíciles de nuestra vida y que sin importar fama no gloria terrenal siempre pondremos los ojos en Dios nuestro Señor. Los artistas que lo reconocen a él como nuestro Salvador nos recuerdan también quien es el dueño de la vida.