96 años y nada sabemos

¿Galileos qué hacen mirando al cielo? No sabemos, porque de la vida que tendremos ahora, no sabemos nada, pensarían los once. Aquellos once discípulos, después de la Ascensión de Jesús a los cielos (Hechos 1, 11), no sabían qué hacer, pero ese no saber nada fue bendito, porque nadie les decía lo que tenían que hacer, solo les dictaba aquella esperanza que Jesús fuera conocido, y que todos vivieran como hijos del Padre. Entonces, abiertos al Espíritu Santo, le dieron un nuevo significado a la palabra comunidad, amor y hermano.

¿Galileos qué hacen mirando al cielo? No sabemos, porque de la vida que tendremos ahora, no sabemos nada, pensarían los once.

Que evangelizar a mujeres en estado de prostitución ¡De eso nada sabemos! Que irse a formar a los jóvenes antes de su ordenación, para que lleguen a ser buenos sacerdotes ¡De eso nada sabemos! ¡Por qué ir a escuchar a María de los Valles si ella del mundo no sabe nada! Menos mal no se sabía nada porque entonces no tenía que seguir el manual, debía dejarse llevar por el Espíritu e ir a buscar a la liebre en su hábitat natural y no en alguna jaula artificial. Juan fue a buscar la liebre y a muchos evangelizó, en calles dedicadas a la prostitución, en pueblos de misión abandonados, en mentes y corazones deseosos por servir al Señor con ánimo decidido.

Rafael caminando por aquellos prados, solo esperaba contemplar el paisaje y hablar con el Verbo, hasta que el Verbo le habló entre dormido y oliendo a alcohol. En aquel hombre amanecido y aun con tragos encima, descubrió nuevamente al Verbo, al que sí conocía, pero no en esas condiciones, tal vez, de haberlo conocido, hubiera seguido de largo. Nada sabía Rafael de construir casas de cartón y tablas, pero tal vez por no saber, se buscó la manera de tumbar el cartón y la tabla para construir una verdadera casa. Y así el siervo de Dios padre Rafael García Herreros, sin saber nada de preparar la “mezcla”, hizo su aporte para construir Colombia y techos y paredes como hogares de calor y humanidad.

Cuando todos los colombianos seamos vacunados ¡Eso sí se sabe! Lo sabe un papel, el de la planeación.

Cuando todos los colombianos seamos vacunados ¡Eso sí se sabe! Lo sabe un papel, el de la planeación. Sin embargo, ese no saber, invita a cuidar, a esperar y a ser hogar para aquel que aun cuando sea vacunado, no encuentre un abrazo lleno de humanidad. Pero mientras llega el abrazo, otra vacuna es sonreír con los ojos, ceder el paso y enviar un “wassa”, porque si nada sabemos de cuando todo esto acabará, entonces cualquiera podrá inventarse una forma de ayudar a cuidar todas las vidas, sin preguntar si es gente de bien o de más o menos. A 96 años de la canonización de San Juan Eudes, la liebre sigue saltando, en su evolucionado hábitat natural. Pero aquellos Galileos pueden seguir mirando al cielo, pensando que antes todo era mejor, olvidando que la liebre cambió y que de nuevas maneras hay que irla a buscar ¿De cuáles? De eso no sabemos nada, y por no saber, se le pueden dar otros sentidos a las palabras amor, hermandad y comunidad, para que las liebres, ya que no saben nada, puedan construir esa nueva realidad.

Por: Diácono Cergio Becerra

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