Elaboración del lienzo:
Era el 1560 y Antonio de Santana fue encomendado para regentar la región de Suta en el Valle de Sequencipá en Boyacá. Le solicitó al fraile dominico Andrés Jadraque una imagen para que fuera colocada en la capilla de Suta. Fue tejida por los indios y elaborada en un lienzo de algodón de 1,26 x 1,13, en ella se plasmó la imagen de San Antonio de Padua a la derecha y de San Andrés Apóstol en la izquierda. Con el paso del tiempo el cuadro fue descuidado y abandonado hasta que se trasladó hasta la que para ese entonces era la aldea de Chiquinquirá.
El milagro de la Renovación:
Una mujer llamada María Ramos encontró y colocó en un lugar decoroso el deteriorado cuadro, ella oraba fervorosamente a la Madre del Cielo todos los días e inclusive le preguntaba:
“¿Hasta cuándo, rosa del cielo, habéis de estar tan escondida? ¿Cuándo será el día en que os manifestéis y os dejéis ver al descubierto para que mis ojos se regalen de vuestra soberana hermosura, que llene de alegría mi alma?”.
Se cuenta que el 26 de diciembre de 1596 después de un largo rato de oración, se levantó de su asiento y en ese instante pasaba una india de Muzo llamada Isabel, con un niño llamado Miguel. Al pasar frente a la capilla en donde estaba la Virgen se vio que la imagen estaba en el suelo, de pie y desprendía una luz que llenaba con toda claridad la capilla. Al pasar 1 hora alzaron el cuadro y lo colocaron en el lugar en donde estaba y quedó tal cual como se contempla hoy en día.
Colombia, una nación de gran devoción mariana:
Rápidamente corrió el rumor de tan gran milagro y Chiquinquirá se convirtió en un lugar de constante peregrinación y de devoción para los creyentes, tanto así que los frailes dominicos se encargaron de custodiar la imagen y se solicitó a la Santa Sede la Coronación Canónica que se llevó a cabo el 9 de julio de 1919 en la Plaza de Bolívar en la ciudad de Bogotá.