Compartir Navegación de entradas AnteriorLc 21,20-28: No encogerse, sino levantar la cabezaSiguienteIs 2,1-5: Un pueblo que aprende a construir la paz Deja un comentarioCancelarTu dirección email no será publicada. Los campos requeridos están marcados * Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente. El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página. Entradas relacionadasRead moreTrascendencia Espiritual de PentecostésRead moreLa cercanía a Cristo como pilar ante ...Read more“Sin Dios en el corazón no tenemos na...Read moreOremos con el Padre Javier Riveros / ...