Jesús ora con el Espíritu Santo
En el Evangelio de Lucas encontramos una escena de la vida de Jesús con sus discípulos muy interesante, podemos leerla en Lc 10,21-22, de donde sacamos las siguientes conclusiones:
a. Jesús ora lleno de alegría por el Espíritu Santo. Para orar convenientemente es necesario estar lleno (pleno) del Espíritu de Dios.
b. El Espíritu Santo lleva a Jesús a alabar al Padre por todo lo que realiza en los más humildes.
c. Cuando el Espíritu conduce la oración se reconoce la grandeza de Dios en sus acciones sorprendentes y maravillosas.
El Espíritu ora en nosotros, Rm 8,26-27
El Espíritu Santo obra en el cristiano para que su oración sea de acuerdo con la voluntad de Dios.
a. Rm 8, 26a: El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, porque en ocasiones pedimos según nuestros caprichos y nos desenfocamos en la oración de intercesión.
b. Rm 8, 26b: El Espíritu intercede por nosotros, porque Él conoce nuestras necesidades y sabe cómo colmarlas.
c. Rm 8,27: Conoce el interior de Dios y pide según su voluntad, por eso siempre en lo mejor para nosotros, pues la voluntad divina es buena, agradable y perfecta (Rom 12,2)
La oración realizada por el Espíritu Santo en el cristiano tiene la garantía de las respuestas divinas, así que debemos interceder en el Espíritu, es decir, según la guía de su amor y el uso de los carismas.
Guiados por el Espíritu Santo, Ef 6,18-19
Cuando realizamos nuestra oración de intercesión guiados por el Espíritu Santo, vemos el caminar positivo de la maravillosa evangelización que no se detiene en ningún momento. Miremos los elementos de Ef 6,18-19:
a. Los intercesores deben estar siempre en oración y súplica
b. Orando en toda ocasión en el Espíritu, para pedir según la voluntad de Dios
c. Velando e intercediendo por todos los hermanos de la comunidad cristiana, especialmente por los miembros directivos para que sepan discernir y tomas decisiones sabias.
d. Orando por los misioneros, porque la intercesión sostiene la misión
e. Orando para que la evangelización no se detenga y llegue a «los confines de la tierra» (Hch 1,8)
Conclusiones
El Catecismo de la Iglesia nos dice: «El Espíritu Santo que enseña a la Iglesia y le recuerda todo lo que Jesús dijo, la educa también en la vida de oración, suscitando expresiones que se renuevan dentro de unas formas permanentes de orar: bendición, petición, intercesión, acción de gracias y alabanza.» (CAT 2644)
Sólo podemos orar guiados y animados por el Espíritu Santo, así que siempre debemos empezar invocando la presencia y la acción del Espíritu divino.
La oración guiada por el Espíritu Santo trae muchísima bendición, porque se realiza según la voluntad de Dios y porque saca lo mejor de los intercesores.
La intercesión en el Espíritu Santo brinda seguridad y crecimiento en la fe para servir de la mejora manera a nuestros hermanos y llevar el consuelo de las respuestas divinas.
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1 El artículo ha sido tomado del libro: Somos Intercesores en Misión. Fundamentos de la Intercesión.
Manuel Tenjo-Cogollo
Magíster en Teología. Director de ESCALAR