Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, les dio todas las capacidades para que se convirtieran en administradores de la creación y les dio un encargo que está consignado en el libro del Génesis: «Sed fecundos y multiplicados». Él instituyó la familia para que fuese el nido en el que se formaran las personas, les da su bendición y los compromete con grandes responsabilidades: siendo los padres los directos responsables de la formación del niño y así mismo en el futuro los niños fuesen quienes vieran por sus padres e imitaran dicho modelo.
La Iglesia defiende la familia:
Fruto de las corrientes culturales hoy en día pocas personas aspiran a conformar una familia, se ha llegado a considerar a los hijos como una carga y se ve el compromiso marital como algo que este impuesto y que afecta la libertad de la persona. Sin embargo, la Iglesia al comprender que la familia ha sido instituida por Dios ha velado a lo largo y ancho del tiempo porque se le dé su lugar y sea respetada. El Catecismo de la Iglesia Católica en el #2207 se explica que la Iglesia ve y entiende que es la familia la célula de la sociedad y de allí se puede entender su gran valor ya que todo lo que se haga dentro de ella incidirá en cualquier contexto social.
Jesús formó su familia:
Jesús, aunque fue hijo único llamo a varios a que fuera sus discípulos, los busco por nombre propio y los amó. Él se encargo de enseñarles no primordial, lo necesario y es el gran amor por los demás, les encargó que predicaran la llegada del Reino y que anunciaran esto al mundo entero. También tuvo un padre y una madre que lo acompañaron en todo momento hasta su entrega en la cruz, es esto que Cristo confirma el valor de la familia e invita a todo aquel que responsa al llamado a esta experiencia de santidad.
