Cada 29 de septiembre, la Iglesia Católica celebra con gozo la fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, mensajeros privilegiados de Dios y protectores de su pueblo. Sus nombres grabados en la Sagradas Escrituras, no son simples palabras: expresan la misión particular que Dios les confió dentro de la historia de la salvación.
El Catecismo de la Iglesia Católica, nos enseña que los ángeles son “servidores y mensajeros de Dios” (CIC 329). Son espíritus puros, dotados de inteligencia y voluntad, cuya misión es asistir a los hombres en el camino de la salvación. Entre ellos, los arcángeles ocupan un lugar especial porque Dios los envía para misiones de gran trascendencia.
San Gregorio Magno lo explicaba así: “Los ángeles que anuncian cosas de menor importancia reciben el nombre de ángeles; los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles”.
San Miguel: “¿Quién como Dios?”
San Miguel es el jefe de la milicia celestial, el defensor del pueblo de Dios contra el poder del maligno. Su nombre significa “¿Quién como Dios?”, un grito que recuerda la supremacía del Señor sobre cualquier fuerza del mal.
El Apocalipsis nos lo presenta luchando contra el dragón (Ap 12, 7-9), símbolo de Satanás.
Desde entonces, los cristianos invocan a Miguel como protector en las batallas espirituales y patrono de la Iglesia.
San Gabriel: “Fortaleza de Dios”
Gabriel es el mensajero de las grandes noticias, ya que anunció a la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios (Lc 1, 26-38). Su nombre significa “Fortaleza de Dios”, y no es casual: sólo un arcángel de esa magnitud podía anunciar el misterio más grande de la historia, la venida del Salvador.
También se le recuerda por haber fortalecido al profeta Daniel con visiones y mensajes de esperanza (Dn 8,16; 9,21).
San Rafael: “Dios sana”
Rafael aparece en el libro de Tobías como compañero de viaje del joven Tobías, protector de su camino y médico de Dios que devolvió la vista a su padre ciego (Tb 12,15). Su nombre significa “Dios cura”, y por ello es patrono de los enfermos, de los médicos y de quienes se encuentran en camino. Nos recuerda que Dios nunca abandona a quienes confían en Él, sino que los acompaña y sana sus heridas, tanto físicas como espirituales.
Un mensaje para hoy
La fiesta de los arcángeles no es un recuerdo lejano. Ellos siguen actuando en la vida de la Iglesia:
- Con Miguel aprendemos a mantenernos firmes contra el mal.
- Con Gabriel descubrimos la fuerza de la Palabra de Dios que siempre trae vida.
- Con Rafael confiamos en la ternura sanadora del Señor en medio de nuestras enfermedades y caminos.
El Papa Francisco decía en esta fiesta: “Ellos también tienen un papel importante en nuestro camino hacia la salvación”. Por eso, al invocarlos, no buscamos su gloria, sino la gloria de Dios que se manifiesta a través de su servicio.