Las normas han sido construidas a lo largo de la historia para regular comportamientos, actitudes y maneras de proceder frente a distintos escenarios, el Padre ha dado un conjunto de mandamientos a través de la Palabra, en ellos se condensó su amor, ha instado al hombre a que sea mejor y le ha fortalecido para que se pueda alejar de lo que no le conviene. Al hablar de cuestiones de fe, se comprende que los mandamientos no son ninguna imposición, por el contrario, se aceptan y se viven en la libertad y plenitud que el Señor ha dado.
La Iglesia, Madre y Maestra:
El cristianismo, es una religión que por excelencia está llamada a vivirse en comunidad, el que está bautizado recibe la gracia administrada por la Iglesia y se vincula de manera activa con ciertas obligaciones y ciertos derechos. Es en la Iglesia donde la persona crece, experimenta sus distintas facetas de la mano al Señor y logra consolidar su fe, con miras a la santidad. Este es propósito de la Iglesia, acompañar, cuidar y pastorear a todo aquel que desea tener un encuentro profundo con el Señor para que así, sin importar las dificultades, este logre plenificarse en la persona de Jesucristo.
Los mandamientos de la Santa Madre Iglesia:
Muchos conocen los diez mandamientos que se han estudiado durante muchos años, sin embargo, la Iglesia tiene dentro de sí 5 mandamientos que se sitúan en la línea moral:
1. Asistir a la celebración de la misa los domingos y las fiestas de precepto, es decir, solemnidades, fiestas y memorias obligatorias de los santos.
2. Acercarse al sacramento de la penitencia, al menos una vez al año, para así poder prepararse para la celebración Eucarística.
3. Recibir el sacramento de la Eucaristía, al menos en el tiempo de pascua.
4. Abstenerse de comer carne y ayudar los días penitenciales establecidos por la Iglesia.
5. Ayudar a la Iglesia en medio de sus necesidades, en especial, las materiales.
