Cuando aceptamos a Cristo como nuestro salvador, comienzan a ocurrir en nosotros una serie de cambios propios del Obrar del Espíritu Santo. Así mismo, el Espíritu Santo nos guía para que nuestro comportamiento sea el reflejo del hombre nuevo que Él está construyendo en nosotros. En la motivación de hoy, en el programa Hoy es tu día, el padre Javier Riveros, director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín, nos enseña cuales son esas acciones que demuestran que somos hijos genuinos de Dios, justificados por la Gracia.
En la Carta a Tito, capítulo 3 versos de 1 al 11, el apóstol Pablo le hace una recomendación a Tito a fin de que le comunique a los cristianos de la época cómo debe ser su comportamiento ahora que han sido hechos hijos del Altísimo. “No es por nuestras obras de justicia que nosotros tenemos la salvación. Somos salvados por la Gracia inmerecida que el Señor nos da” nos dice el @padreriveros. El Señor nos ha lavado en la Sangre Preciosa de su Hijo, nos ha perdonado y nos ha hecho sus hijos; por amor nos ha cambiado el destino, no éramos salvos ni bendecidos, antes bien, nuestro destino era de condenación, nuestra condición era de hombres y mujeres que nos dejábamos guiar por nuestras pasiones, eso era una vida sin Cristo, pero ahora esa “ya no es la vida nuestra”.
Ahora, como nuevas criaturas por Cristo, somos personas que buscamos hacer siempre toda buena obra, somos obedientes a nuestras autoridades y oramos por nuestros gobernantes en todo tiempo. Otro aspecto notable en una persona que ha nacido de nuevo es, que no habla mal de nadie; que a pesar de las circunstancias siempre tiene en sus labios una palabra de bendición, y es amable con todas las personas que le rodean. “La Amabilidad de una palabra puede cambiarle el día a alguien e incluso puede salvar la vida de alguien. Somos amables porque Jesucristo es amable”, nos enseña el sacerdote eudista.
El señor también nos da un consejo muy importante que llevado a la práctica y sumado a la amabilidad nos traerá paz: Evita las discusiones y la lucha de ideas. No es posible encontrar un punto de equilibrio cuando en una conversación se busca imponer una idea sin respetar el punto de vista de la otra persona. Escuchar otras opiniones nos permiten crecer, amplían nuestro conocimiento y nos llevan a discernir sobre aspectos importantes en la vida.
Estamos llamados a comportarnos como Cristo, a vivir como Cristo y a mostrar al Padre como Cristo lo hizo. Atendamos hoy la amorosa corrección del Padre, eduquémonos con la sabia y prudente lectura de su Palabra y seamos humildes de corazón, reconociendo que todo lo bueno que somos y hacemos es por su Gracia actuando permanentemente en nosotros.
“Amado Espíritu Santo, gracias por la obra que estás haciendo en mí, gracias porque aunque me duele y a veces me incomoda es para mi bien y pronto veré los frutos de tu Presencia en mi vida. Ayúdame a ser cada día más como Cristo para que cuando Él venga, me halle aprobado en toda buena obra. En el Nombre de Jesús. Amén”