Jesucristo nos ha enseñado con su ejemplo, con sus palabras y con sus acciones que somos capaces de cumplir la voluntad del Padre. Muchas veces no resulta fácil solucionar esto ya que somos seres inmiscuidos en un contexto determinado que nos lleva a reaccionar de manera positiva o negativa frente a las situaciones de la vida.
El Señor nos plantea 5 máximas que nos pueden ayudar a construir el reino de Dios:
- Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser. Si queremos un mundo mejor necesitamos amar a Dios, necesitamos tenerlo presente en todas nuestras decisiones; colocándolo siempre en el primer lugar que Él merece.
- Hacer con los otros lo que yo quiero que hagan conmigo y si hay algo que no quiero que me hagan tampoco lo haré. Esta actitud solidaria me puede ayudar a colocarme en los zapatos del otro, haciendo que mis actos pasen por el filtro del amor y de la armonía.
- Perdonar 70 veces 7, es una actitud generosa, está sana y transforma nuestra existencia. Nos permite liberarnos de la carga que llevamos y nos restaura de los daños que tengamos. También, me lleva a ser consecuente y responsable con mis actos.
- La fe en Cristo, creer en él, comprender que es mi amigo y mi Señor enviado por el Padre. Nos invita a tener un abandono total en Él y a poder estar en comunicación por medio de la oración, teniendo una actitud de que recibiremos lo que pedimos por su Gracia.
- Las bienaventuranzas son el claro ejemplo de lo que Dios quiere en nuestras vidas, Él viene a transformarnos, nos hace nuevos, llenándonos de su amor, siendo misericordioso para que así mismo nosotros podamos ser levantados con los demás.
Con lo anterior, podemos comprender que el mundo no es perfecto, pero si estamos llamados a asumir nuestras limitaciones, nuestras imperfecciones y ser nuevos en el Evangelio de Cristo. Dando nuestros pasos desde la mirada de Dios y siendo responsables en todo momento de lo que hacemos en nuestra vida y en la de los demás.