A lo largo de su vida Jesús demostró que la oración es necesaria en todo momento, mantener una comunicación constante con el Padre es garantía de que podremos cumplir su voluntad. Sin embargo, mantenerla no resulta muchas veces fácil. Esto por distintos factores tanto externos como internos los cuales nos llevan a perder nuestro norte, a no estar fijados en lo que realmente necesitamos y es la presencia constante de Dios en nuestra vida.
Es por esto por lo que nosotros como cristianos, como hijos del Dios poderoso estamos llamados a que podamos entregar nuestras vidas, nuestro corazón, nuestro ser y nuestra existencia por medio de la oración. Dios en todo momento nos escucha, Él está atento a todas nuestras necesidades y es en medio de la oración en dónde nos cuida, nos acompaña nos guía y nos muestra que es lo más conveniente para nuestra vida.
Si Cristo como Hijo del Padre necesitó orar más que nosotros que somos hijos por el Hijo, sin oración la vida pierde sentido, no tiene un norte claro y andamos de un lado para el otro desprevenidos y sin rumbo fijo. Más aún cuando se sirve en la Iglesia.
Es por esto por lo que hoy estamos invitados a poder dedicar 1 hora de oración ante el Señor, quizás hablando de nuestra vida, dejando todos nuestros problemas, contemplando su misterio en silencio o leyendo su Palabra. Son cientos los medios que nos pueden acompañar en la oración, pero sí es importante que nosotros podamos crecer, podamos fortalecer nuestra amistad con Dios. No obstante, se necesita un corazón humilde, sencillo y presente ante el Señor, un corazón que esté en dispuesto a cumplir la voluntad del Padre y que pueda dar de lo que ha recibido a los demás.
