La situación pandémica del Covid-19 ha hecho que todos los colombianos a la fecha de hoy llevemos un total de 48 días confinados, estos días han complicado a su manera la economía, la salud y el bienestar de todos los que vivimos en el país, y ha hecho que aquellos que tenían poca visibilidad antes, ahora representen aún menos importancia para la mayoría de las personas; este grupo de personas son los inmigrantes ilegales, los habitantes de calle y la población más pobre y vulnerables de la capital y el país.
Sin embargo, no todo es oscuridad para ellos pues la Iglesia católica se ha propuesto seguir ayudando a estas personas que hoy más que nunca necesitan de la ayuda del buen samaritano, hoy queremos resaltar la labor de las parroquias, organizaciones católicas y laicos que no han dejado en olvido a su prójimo.
En la ciudad de Bogotá hace poco más de un mes era común ver habitantes de la calle pidiendo limosnas y alimentos a los transeúntes y restaurantes, el confinamiento ha hecho que estas personas hayan perdido su fuente principal de recursos, pero no han sido desamparados, pues la fundación Cajeros de la Misericordia se ha encargado de entregarles desayunos diarios en el centro de la capital, así lo ha dejado ver el portal de noticias Vatican News.
Por otra parte, tenemos las diferentes donaciones de mercado de parte de la Iglesia a los más vulnerables, el Minuto de Dios y otras organizaciones de orden religioso, han entregado miles de mercados que han servido para calmar el hambre de aquellos que no tienen voz ni rostro en la sociedad del común.
Otra ciudad sobre la cual recaen cientos de personas vulnerables es Cúcuta, que debe velar por el bienestar de colombianos y venezolanos que sufren necesidades por igual, pero que se han visto beneficiados por la diócesis de dicha ciudad, la Corporación de Pastoral Social, el Banco Diocesano de Alimentos, la Fundación Asilo Andersen, las capellanías de los hospitales y clínicas,y demás entidades católicas que se han compadecido de este sector poblacional, que juntos han entregado en lo que lleva del año 250 toneladas, según lo aseguró “La Opinión”, un medio cucuteño, que ha estado siguiendo paso a paso el obrar caritativo de la Iglesia en dicha ciudad.
Al igual que Bogotá y Cúcuta, las pequeñas, medianas y grandes ciudades de Colombia se han visto beneficiadas por la obra de la Iglesia, que ha buscado siempre el bienestar de su rebaño.