Sin duda el amor de Jesús es infinito y eterno, un amor que siempre va a estar acompañándonos en todo momento, el asunto es si tu te dejas amar. La gran mayoría de veces somos nosotros los que nos alejamos, terminamos siendo ingratos con el amor que ya tenemos y que sabemos que nunca va a faltar.
A pesar de ese amor infinito de Jesús, y que sabemos que siempre nos va amar junto con el Padre y el Espíritu Santo, también podemos estar cercanos, debemos estar ahí, en todo momento, acercándonos y conociéndolos con más profundidad. No es justo que Jesús nos ame y nosotros nos alejemos y hagamos cómo si nada pasará y es más injusto volver a Él cuando necesitamos de su ayuda, pensemos un momento en eso.
Dejémonos amar y demostremos ese amor por Jesús, lleguemos a esa máxima de amor infinito, que sea puro, sincero, honesto y no tan solo cuando necesitamos de su apoyo. Jesús siempre está en nuestras vidas, tan solo abramos nuestras puertas y vivamos esa experiencia de su dulce amor. Si Él está con nosotros nada podrá vencernos.
