He dado todo lo que tengo…

“Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir”.

(Marcos 12, 42-44)

Es impresionante la historia narrada por el Evangelio, donde nos habla de una viuda, que con una admirable disposición interior y generosidad, entrega una cuarta parte del as, dos moneditas (Leptas), de las más pequeñas en circulación de la época, para la ofrenda del templo.

Lo particular de todo esto, es que esta mujer da un gran ejemplo de lo que es el desprendimiento, y la entrega, dando todo lo que tenía. Por esta razón, se tendrán en cuenta algunos aspectos por los cuales Jesús elogia a esta mujer:

1- Esta viuda ha echado más que los demás: Esta mujer sólo tiene dos moneditas, y sabiendo que era su deber ofrendar a Dios, no teme quedarse sin nada, tiene la seguridad de que Él es providente y que la sostendrá. “Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena. Como está escrito: Repartió a manos llenas; dio a los pobres; su justicia permanece eternamente. Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia”. (II Corintios 9, 8-19).

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2- Esta viuda hizo un esfuerzo grande por ayudar al sostener el templo: De un a otra manera, lo que se entregaba al templo o lo del arca del tesoro, era destinado para el sostenimiento del templo, esta mujer cumple con su deber, pues aunque no tenía riqueza contribuyó desde su pobreza a que se mantuviera el templo, ella sabe que si hay templo, la obra de Dios continuará, en sí no ofrendó por ofrendar, sino que lo dió a aquel que es dueño de todo: “No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. (Mateo 6, 19-21).

3- La gente dio sólo lo que les sobraba, ella dió todo: Esto es algo denunciado claramente por Jesús. Si observamos el evangelio de Lucas vemos que las personas que estaban en el templo, quizá no fueron cuidadosos en pensar, que si Dios les da todo, contribuir con su causa, es algo muy importante. Esta mujer si lo tiene en cuenta, aunque posee poco lo da todo. Ella sabe a quien da su ofrenda, y es consciente que la misericordia de Dios no la a abandonado a pesar de ser viuda. “Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir” (Lucas 21, 4).

Dios nos hace un llamado para no apegarnos a las riquezas, para que no pongamos nuestro corazón en ellas, pues puede correrse el riesgo de llenarlo de todo menos de lo verdaderamente importante que es su amor, y por ende de lo que hay en el corazón hablará la boca, (Mt 12, 34), no solo hablará, sino obrará.

“No os fiéis de la opresión, no os ilusionéis con la rapiña; a las riquezas, cuando aumenten, no apeguéis el corazón”.(Salmo 62, 11).

Aprendamos de esta mujer, a darlo todo, a entregar lo mejor que tenemos para que el reino de Dios se extienda. Seamos dadores de buenas noticias a un mundo que cada día está más lejos del amor Dios. No nos dejemos admirar por el mundo, y por sus riquezas. Algo muy cierto es que para Dios quien actúa como la viuda, no quedará desamparado, porque los que obran así y se abandonan en las manos del Padre, Él no los olvidará. Recuerda en pequeños actos de misericordia y generosidad, está el reino de Dios

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