“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” Juan 11, 25. Para todos aquellos que conocieron, escucharon y hablaron con Juan Carlos, entenderán por qué es tan extenso realizar una descripción de la cantidad de virtudes que poseía, fue ejemplo para muchos de nosotros y hoy exaltamos su labor como fiel creyente.
Él fue un apasionado de amor por Dios y gracias a él la esperanza de llegar al encuentro con el Señor se mantiene viva, su compromiso y entrega con los demás siempre reflejó el tipo de ser humano que era Juan Carlos.
Es importante recordar que Jesús nos asegura un lugar, una casa, una vida sin fin, pues Él mismo menciona “Yo soy el camino, la verdad y la vida y nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14, 6) y es así como la muerte se convierte en tan solo un paso para llegar a esa plenitud en Dios que tanto se desea; Jesús fue el camino en el cual Juan Carlos recorrió esa ruta para llegar al Señor.
En Juan Carlos se pudo ver el reflejo de un fiel rostro servidor, de alguien que siguió a Jesucristo con firmeza y creyó en Él en todo momento, ahora Juan Carlos habita en Dios como en su momento Dios habitó en él.
En varias ocasiones acompañó a los oyentes, los consoló y oró por ellos, muchos de nosotros encontramos en él ese refugio que tanto necesitábamos, fue mediador de la palabra de Dios y nos la entregó con el amor más grande e infinito de su corazón. Con virtudes como la bondad y la humildad, las mismas que María poseía, a quien tanto amó, dejo una marca inquebrantable a todo aquellos quienes lo escucharon, conocieron y compartieron con él.
No era solo un trabajador del Minuto de Dios, Juan Carlos fue un evangelizador, tenían tanta fuerza sus palabras, que tal vez Dios necesitaba de sus proezas en el Reino de los Cielos, porque muy seguramente en la tierra ya había cumplido su propósito, su misión de expandir la Misericordia de Dios en sus programas “Amar a Jesucristo” y “Velando y Orando», se manifestó su espiritualidad eudista y la conexión con las palabras de San Juan Eudes, nuestro patrono quien defendió y amo con la misma fuerza que Juan Carlos el Corazón de Jesús y María.
Formó a Jesús en su corazón y en su vida y se encargó por medio de sus palabras en la radio que cada uno de nosotros también trabajáramos en eso, Juan Carlos fue un mensajero del amor de Dios, hacía las cosas con amor ejemplo vivo de la entrega de corazón al Señor y el servicio hacia los demás sin pretensiones. Dejó un legado de amor, una tarea de seguir su camino como evangelizador con la misma persistencia que él tenía.
Un día nos uniremos también al banquete sin fin y llegaremos al encuentro con Dios tal y como lo hizo Juan Carlos quien llevó en su corazón los nombres de todos aquellos quienes tuvimos la fortuna de conocerlo al llamado del Señor. Nos regocijamos en Cristo porque nuestro hermano Juan Carlos cumplió su promesa de vida, amó tan fuerte a Jesucristo y a María que su partida no fue para nada repentina, más bien su partida es un propósito para todos nosotros que aún estamos en la tierra y debemos continuar con la misión de propagar la palabra de Dios.
Hasta siempre ¡Campeón!
Encuentra en nuestra galería, las imágenes de las exequias de Juan Carlos Pérez Burgos, realizadas el pasado 21 de agosto del 2025 en el Nuevo Templo de la Parroquia San Juan Eudes Minuto de Dios BOGOTÁ D.C https://minutodedios.fm/galeria/
