Desde 1586 año en que nació Santa Rosa de Lima, se ha presenciado el amor más grande y fuerte a Jesucristo, esta es la historia de la Santa que revivió en su carne la pasión de Jesús.
De origen noble español pero afincada en Perú, Rosa de Lima demostró desde muy pequeña su inmenso amor por la Virgen María y Jesucristo. A los 20 años ingresó a la Tercera Orden de Santo Domingo como la Santa Catalina de Siena, quien fue su modelo de vida y por quien se inspiró durante mucho tiempo, con el tiempo se le añadió el nombre de Santa María para confirmar el amor que la unía a la Virgen, pues constantemente acudía a ella rogando porque su manto la cubriera.
Su misión en su camino, fue por mucho tiempo compartir la palabra de Cristo con la intención de promover el bien y la justicia, pues en aquel tiempo, el pueblo peruano era golpeado por la colonización española, su ejemplo de vida fue la caridad, dado a que en ese momento ella decidió abrir en su casa un albergue para los niños y ancianos abandonados, priorizando a los mestizos e indios. Permaneció en clausura en una ermita cerca de su casa, más puntualmente en el jardín de su casa, y de allí salía solo a las celebraciones religiosas, el resto de tiempo se centraba en oración estrecha unida al Señor.
Con el tiempo, sus votos de castidad tomaron más fuerza luego de que se encomendó rigurosamente a Jesús, dedicándole todo su amor. Fue tal su devoción, que Santa Rosa de Lima encerrada en su ermita vivió la pasión de Jesús en carne propia con la intención de la evangelización de los indios y la conversión de los españoles.
La noche del 23 de agosto de 1617 fallece sin dejar de mencionar su amor por Jesús, con sus últimos alientos recito “¡Jesús, que estés siempre conmigo!” símbolo de su entrega y fidelidad, en el año 1668 el Papa Clemente IX beatifica a Santa Rosa de Lima y luego en 1671 la canoniza para así conmemorar la vida de una santa que amo desde su nacimiento hasta su muerte a Jesús.
Honramos su memoria y pedimos como comunidad eudista que Santa Rosa de Lima nos acompañe en ese camino de amor ferviente por el corazón de Jesús, por su grandeza y así mismo podamos ser pregoneros de las proezas y grandezas que llegan a la vida luego de entregarse por completo al amor de Dios y recibir así LA GUÍA DE Marí para como ella y como Santa Rosa de Lima ser siervos del señor y estar a la disposición de Él.