A finales del mes de junio, el Minuto de Dios estuvo presente en un gran encuentro organizado por la Renovación Católica Carismática de Colombia, el ENCAR. Un espacio de oración, predicación y alabanza para dejar que la presencia del Espíritu Santo entre en nuestras vidas, nos renueve, nos sane y nos llene de la alegría que nos caracteriza y que solo el Señor nos puede brindar.
La ciudad de Pasto, fue el lugar donde se realizó esta actividad, la cual contó con la predicación de Katia Roldi Zavaris (RCC Brasil). Ella, nos compartió distintas enseñanzas para cada uno de los tres días que duró el evento.
En el primero, dijo que se abrió un nuevo cielo, una nueva renovación, un nuevo Pentecostés para continuar alabando y siguiendo la misión entregada en el nombre de Dios. Además de esto, que nuestro primordial objetivo sea amar al Señor antes, durante y después de que termine nuestro paso por el mundo.
Para el segundo día y tercer día, nos hizo un llamado con el fin de que durante ese paso por nuestra vida terrenal, nos convirtamos en misioneros del Señor y seguirle por siempre. Para andar tras sus pasos, también debemos escucharlo; abrir nuestros oídos a su Mensaje, hace que nos aferremos a su Palabra, la contemplemos y la pongamos en práctica. Jesús nos invita en cada momento a ser discípulos misioneros, porque desde el primer momento en que vimos el mundo y recibimos el sacramento del bautismo, la tarea es profesar nuestra fe y anunciar a nuestro Maestro.
En el ENCAR, hubo momentos bellos y solemnes, entre ellos la Adoración al Santísimo que realizó nuestro director el padre Javier Riveros y la Sagrada Eucaristía, donde la homilía fue presidida por el presidente de la Organización Minuto de Dios, el padre Diego Jaramillo. Él hizo un repaso de cómo comenzó la Renovación Carismática y cuál es nuestra tarea como misioneros. Además de explicar el rito de los primeros cristianos, de mirar hacia el occidente donde cae el sol para renunciar al pecado y después ver hacia el oriente para apreciar el nacimiento del sol y aceptar a Jesús en su corazón.
Fue un evento donde pudimos reencontrarnos en el Espíritu Santo, junto a quienes han dedicado su vida a amar y recibir el fuego Santo que el Señor nos dio. También fue un llamado para clamar a Dios, que Él derrame sobre nuestros corazones su Paz y su Bondad, que cada rincón de nuestra patria quede lleno de estos dones.
que el fuego del espíritu santo descienda sobre toda la iglesia y la purifique de todas sus faltas