En el marco de la Solemnidad de San Juan Eudes y el jubileo por los cien años de su canonización, la Provincia Eudista Minuto de Dios, la Organización y la comunidad parroquial del barrio Minuto de Dios, celebró con gran alegría la Consagración del templo parroquial. Esta celebración estuvo presidida por el Excelentísimo Monseñor Germán Medina Acosta, Obispo de Engativá quien al abrir la puerta santa del nuevo templo parroquial nos decía que es “signo de la fidelidad de Dios que no nos deja solos”.
Es la oportunidad de reconocer, agradecer y celebrar, después de 28 años de perseverancia, los diversos esfuerzos dados a las dificultades que asumieron los diversos párrocos que han pasado por esta comunidad parroquial.
Así mismo, recordar al siervo de Dios, padre Rafael García Herreros, quien ejerció como párroco hasta su fallecimiento, un período que abarcó casi tres décadas, desde su nombramiento como párroco en 1965. Durante su gestión como párroco, el padre García-Herreros ejerció un liderazgo espiritual que trascendió las fronteras del barrio, impulsando la Renovación Carismática en la Iglesia Católica en Colombia.
La reconstrucción del templo, especialmente el segundo templo tras el exilio babilónico fue un evento crucial que simbolizaba la restauración de la presencia de Dios entre su pueblo y la esperanza de un futuro mejor. La consagración del templo parroquial tiene una profunda significación religiosa, marcando el edificio como un lugar de encuentro con lo sagrado y un espacio para la celebración de los sacramentos. Es un momento de renovación espiritual y de reafirmación de la fe para la comunidad religiosa.
Es de gran importancia, resaltar tres dimensiones en la vida parroquial:
- La parroquia, como comunidad de fe, puede entenderse como una fraternidad donde los fieles se unen para vivir su fe, apoyarse mutuamente y construir relaciones basadas en el amor y la solidaridad, siguiendo el ejemplo de Cristo y los primeros cristianos.
- La parroquia, como comunidad de fe, es un espacio donde la misericordia de Dios se hace presente, se recuerda, se celebra y se vive en la vida de sus miembros y en su relación con el mundo. La parroquia es, por tanto, una memoria viviente de la misericordia, un lugar donde la gracia de Dios se manifiesta y transforma vidas.
- La parroquia es mucho más que un edificio, es un hogar donde la fe se vive, se celebra y se comparte, y donde la comunidad cristiana se une para crecer en la gracia de Dios y servir al mundo.
Los signos y símbolos de una comunidad parroquial son una manifestación visible de la fe y la vida cristiana, tanto en la celebración de los sacramentos como en la vida diaria de la iglesia:
La parroquia como servicio a los pobres es un compromiso profundo con la justicia y la caridad, que se manifiesta a través de diversas acciones concretas y busca transformar la realidad de aquellos que sufren la pobreza, promoviendo su dignidad y su desarrollo integral.
La parroquia, como comunidad eclesial, es mucho más que un simple edificio o un lugar de culto. Es una comunidad viva de creyentes que comparten la fe, celebran la vida cristiana y buscan transformar el mundo con el mensaje de Jesús.
La parroquia, como comunidad de fe, es un lugar de testimonio a través de la práctica de la fe, la celebración de los sacramentos, la evangelización y el servicio a la comunidad.
La parroquia como celebración es la vivencia concreta de la fe, donde la comunidad se reúne para celebrar, aprender, crecer y servir, bajo la guía de sus pastores y con la participación de todos sus miembros.
“Padre Dios que seamos un solo corazón en Jesús y María”.
Puedes visitar las imágenes de la Consagración del Nuevo Templo San Juan Eudes en este enlace https://minutodedios.fm/galeria/
