En la vida nos enfrentamos a situaciones en donde simplemente con verlas pensamos que son imposibles de resolver. En la motivación que el padre Javier Riveros, sacerdote eudista y director de la Emisora Minuto de Dios Bogotá y Medellín, nos presenta a un Dios que quiere y puede salvarnos, un Dios para el que nada es imposible.
En el Evangelio según San Marcos, capítulo 10, versículo 27, Jesús, a partir de una conversación con un joven rico al que le indicó que para ir al cielo entregara sus riquezas y le siguiera, el joven se retiró triste porque tenía su corazón en las riquezas. Jesús les indicó a sus oyentes lo difícil que sería para un rico llegar al Reino de Dios, pero, “lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”.
“Dios siempre salva, Él siempre puede salvar y nos quiere salvar siempre” nos dice el @padreriveros, El Señor está atento a nuestra oración, nuestra condición actual no es impedimento para que Él obre en nosotros, al contrario, es un buen escenario para que Dios se manifieste con Poder y nosotros seamos testigos y beneficiarios de los milagros que el quiere y puede hacer.
“La salvación es imposible para nosotros sin Dios”, no podemos salvarnos a nosotros mismos, nuestra fuerza, nuestra inteligencia, nuestras habilidades o nuestras riquezas no nos pueden salvar, no pueden ayudarnos en momentos de extrema necesidad, incluso, nada de esto vale cuando estamos en un momento de enfermedad crónica, las fuerzas se acaban, las habilidades se atrofian, las riquezas se consumen pero Dios que es la fuente de la Gracia, fuente inagotable, nos extiende sus Brazos y nos da aquello que solo se pudo pagar con la Sangre de su Preciado Hijo: La Salvación.
Pero, a veces creemos que Dios no puede hacer nada frente a nuestra crisis y es justamente esa actitud de incredulidad lo que detiene la Mano de Dios en nuestras vidas. Despojémonos de toda duda, miedo e incredulidad, el Señor está listo para actuar en favor nuestro ante esa enfermedad, ese lío judicial o esa crisis económica y familiar que te está agobiando. Él te dice hoy: Solamente cree.
“Altísimo Señor, gracias por darme el regalo de la Salvación. Hoy, quito de mi corazón toda duda e incredulidad que estén impidiendo tu Mover en mi vida. Te entrego todo lo que me agobia. Gracias mi Dios porque los imposibles son tu Especialidad. Te alabo hoy y siempre. Amén”