El pesebre es la manera más sencilla de acercar a las personas a la fe en estas épocas, el narra sin Palabras la gran venida del Señor trae a la mente el mensaje vivo y eficaz de que el Salvador ha llegado a cada hogar y a cada persona que desea hacer de su corazón una morada para Él,
El Evangelio de Lucas en el capítulo 2 cuenta que Jesús nació en un pesebre de manera, esto se narra de una manera muy sencilla y sobria. No da mayores detalles frente al escenario, gracias a los textos apócrifos se le dan nuevos matices a los elementos que componen lo que hoy se conoce como el pesebre. Sin embargo, hay que resaltar dos figuras que están presentes en la actualidad pero que no se encuentran en los Evangelios y es el asno y el buey. En el libro de Isaías 1, 3 se dice «Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne». La interpretación que Joseph Ratzinger le hace a este pasaje da a entender que el hombre, al encontrarse con el misterio del niño que ha nacido abre su entendimiento y se postra ante su Señor.
Para 1223 Francisco de Asís sintió la necesidad de evocar tan magnánimo evento, el buscó una cueva similar a la que había conocido en su viaje a Jerusalén. Replicó el escenario que se narra en Lucas, buscó personas para representar a Jesús y a María; inclusive a un lindo bebe. Todo fue una sorpresa y llamó a los pobladores del lugar en dónde estaba para que lo conocieran. Fue tanta la admiración de las personas que ellas lo único que pudieron hacer fue postrarse ante tan gran imagen que tenían enfrente. El niño Jesús es el reflejo de la sencillez de Dios, él es modelo y guía para todo el género humano.
