Un análisis a la situación actual desde la teología, la filosofía y la educación.
El sábado 23 de mayo se realizó el primer conversatorio de la Escuela Bíblica Laical Didajé, en el cual se dio la oportunidad de indagar desde diferentes puntos de vista, la realidad del COVID-19 y la manera como ha ido influenciando la vida personal, la economía, la salud, la fe, la vida laboral y los procesos de enseñanza y aprendizaje.
En este espacio nos acompañaron dos sacerdotes eudistas, uno de ellos es el padre Huberto Obando Gil, rector de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Rectoría Antioquia Chocó); el otro es el padre Emilio Jiménez magister en filosofía y docente de la Universidad Católica de Quito; por último, estuvo con nosotros el docente Luis Fernando González magister en teología de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB)
Ahora bien, el tema del mundo en jaque se abordó desde la Teología, la Filosofía y la Educación, estos tres puntos de vista se hicieron evidente, para comprender desde una realidad más completa la situación que hoy aqueja a la humanidad.
Desde el punto de vista filosófico concretamente se parte de la siguiente pregunta ¿Qué es exactamente este fenómeno llamado COVID-19? Entendiendo las reacciones, decisiones y actuaciones de la humanidad; enfrentando esta situación entre finales de 2019 e inicios de 2020; es comprender este momento como un espacio potencialmente revelador que inquieta al mundo entero, basándose en preguntas hacia el sector económico, político, religioso y social; el panorama que hoy se presenta frente a esta pandemia son cifras de contagiados y fallecidos, calles desiertas y estadios vacíos y esto es solamente el inicio de lo que más adelante se llegue a enfrentar, adicional a esto, encontramos a los medios de comunicación que llevan a millones de personas a generar un sin número de opiniones diversas desde las diferentes realidades que mueven una nación, lo cual a través de los medios digitales de la información estos elementos permiten comprender la complejidad de la situación por la cual estamos atravesando y permitir acercarnos muchísimo más al impacto de lo que hoy también se llama Coronavirus.
Partiendo desde el tema religioso se busca comprender como la experiencia de fe que se ha ido construyendo a lo largo de la historia, ha logrado generar un impacto grande frente a la situación que hoy en día está aquejando a la humanidad; por eso, esta pandemia se ve como una oportunidad de reconocimiento de nuestro ser y el de nuestro entorno, de manera que podamos reflexionar y cuestionarnos a la luz de una experiencia limite que nos aqueja.
Según el profesor Luis Fernando “El covid es una realidad natural” de la cual muchas personas se han basado en libros, imágenes, incluso en creer que unos cuantos pelos encontrados en la biblia y una bebida mágica, van acabar con el COVID-19, toda esta pandemia ha llegado a los límites de revelar las insuficiencias en temas teológicos y religiosos que no logran dar respuesta a una situación en un mundo en el cual nos movemos y existimos y que por ende tiene unas implicaciones; incluso una de las virtudes que podemos rescatar de esta situación, es tener la posibilidad de cambiar y ser más libres; de salir de una realidad esquematizada de relaciones y así encontrarnos con una oportunidad para no seguir siendo los mismos.
Aquí puede entrar la siguiente pregunta ¿Esta pandemia es un castigo de Dios? ¿Se está viviendo el apocalipsis? O más bien, ¿qué se está viviendo a la luz de la experiencia de fe?
Lo que debe resurgir de esta pandemia es que cada ser humano pueda ubicarse de una manera real y sensata en la manera como concibe esta realidad a la luz de la Fe, centrarnos en la experiencia de Jesús que acontece y brota a la luz del misterio Pascual; es por eso, que el COVID-19 se nos presenta como una oportunidad de salir renovados con una imagen distinta, seria y profundamente integrada de lo que es el Dios de Jesús; no podemos seguir creyendo que esta situación es un castigo de Dios o que se tiene que rezar el rosario porque Dios está muy enojado y demás cosas irracionales sin fundamentos que se dicen.
Según el teólogo español Jose Maria Mardones “Tenemos que matar a nuestros dioses”, porque dentro de las diversas expresiones de fe en el cristianismo, hemos venido cargando imágenes muy desastrosas de lo que es Dios. Ahora bien, si creemos que Dios es amor, sería contradictorio decir que Él castiga, por eso, la persona que en este momento asegure que esta situación es un castigo de Dios, cree en un monstruo o en un sádico que nada tendría que ver con la experiencia que se nos ha revelado del amor de Dios.
Por otro lado, Pasando al tema desde la educación y el aprendizaje junto con el COVID-19 de cara a un jaque, se debe tener muy en cuenta que cuando se está jugando ajedrez, existen mil oportunidades de acabar con el contrincante; lo mismo sucede con esta situación, existen mil oportunidades diferentes para enfrentar las distintas situaciones, ya sea desde la vida, la espiritualidad, la teología y por supuesto también desde la educación. El COVID-19 es una oportunidad extraordinaria que nos pone en jaque frente a todos los procesos de enseñanza y aprendizaje, incluso a la relación profunda entre estudiante y maestro y todo lo que significa el papel de la educación y los distintos factores que cumplen un papel fundamental desde la cultura general, la sociedad y los padres de familia; según datos de la UNESCO cerca de 1.800.000.000 de estudiantes han cambiado sus hábitos de aprendizaje y no es para menos, de acuerdo a esta situación se ha contado con la posibilidad de cambiar y de modificar los procesos educativos; estos jóvenes se han visto en la necesidad de utilizar las tecnologías de la información y a esto se le suma los maestros que muchas veces hacen énfasis en el tema de la innovación pero que por la misma razón se les ha dificultado el manejo de estas herramientas de cara a lo que se vive actualmente; incluso, es algo curioso que los jóvenes que tanto saben utilizar Facebook e Instagram entren en “crisis” por no saber manejar las plataformas o las llamadas “aulas virtuales¨ la cual desvela el uso folclórico de las tecnologías de la información; de acuerdo a esto, ha llegado el momento de convertirlo en una herramienta para la educación.
Ahora bien, surgen ciertas inquietudes, en la manera como los maestros y los estudiantes que no estaban acostumbrados a las clases virtuales y al manejo de ciertas tecnologías, han ido adaptándose y desarrollando un buen nivel de disciplina, autoestudio, de encuentro, de diálogo, de procesos evaluativos que efectivamente dan cuenta de lo que el estudiante ha estado aprendiendo.
Frente a los riesgos que se pueden dar frente a esta situación, nace la pregunta, ¿qué está pasando con los maestros, con los estudiantes, con las personas que estaban acostumbradas a un ritmo de vida propio de lo que hacen?, el sacarlos de un contexto donde gozaban de una situación cómoda y ahora verse todo el día en la casa, en la habitación sin poder acceder a la tecnología del método más adecuado, sea porque no tienen un buen computador o porque la red de internet de la casa no es la mejor, porque la plataforma no es lo que ellos esperaban o simplemente porque el maestro no fue el adecuado para manejar las tecnologías de la información; todo esto da pie para cuestionarse y preguntarse, ¿qué está pasando? cuando se ha perdido el círculo afectivo, el círculo de amigos, las interacciones en el campus Universitario y en toda la comunidad Educativa, teniendo en cuenta que a la Universidad o al colegio no se va solamente a estudiar; se va a compartir, se va a vivir.
Otro de los riesgos que puede llevar a cabo esta situación de la pandemia, es el tema de la deserción escolar, en el ambiente universitario puede ser más fácil controlar este asunto, sin embargo, con los niños y los jóvenes que se encontraban en sus colegios o guarderías, la situación es un poco compleja, debido a que tocó sacarlos de sus lugares habituales; la situación en la cuidad se hace más fácil de controlar por el acceso a la tecnología, sin embargo, en los lugares más remotos donde pocos jóvenes tienen acceso a un computador, a una buena red de internet, es complicada la situación, es privarlos del derecho fundamental a la educación y por ende, alejarlos de procesos educativos entendiendo que tiene la posibilidad de contar con un profesor constantemente para ser un apoyo. Por último, vale preguntarse, ¿cómo se están involucrando los padres de familia en este proceso de enseñanza y aprendizaje de sus hijos? En este momento de pandemia, con mucha mayor razón los niños y jóvenes estudiantes necesitan ser acompañados por sus padres, ¿lo están haciendo?, ¿han estado caminando con ellos en esta situación? o por el contrario los han ido alejando y dejando a la deriva, como hasta el momento se ha visto en muchos lugares.
Finalmente, el conversatorio tuvo la intención de suscitar y despertar a la luz tripartita de la filosofía , teología y Educación, aspectos muy importantes de la vida, desde lo personal, laboral, lo religioso e incluso el tema de la enseñanza y el aprendizaje; de alguna manera nos hemos visto obligados a cambiar el chip, el contexto y la realidad en la que cada persona venía caminando, esta pandemia se nos presenta como la oportunidad perfecta para hacer un pare en el camino y evaluar, replantear y cambiar aquello con lo que no se está conforme; la humanidad se vio obligada a salir de la zona de confort y de poner a prueba, aptitudes, actitudes y habilidades que habían estado escondidas y que muy probablemente ni siquiera se hubiesen contemplado como posibilidad de poner al servicio de los demás.